Hoy Szilvia nos cuenta su historia de amor y su pedida de mano. Estáis preparadas?
” Por dónde empezar… ?
Antonio y yo nos conocimos hace un año cuando los dos trabajábamos a bordo del Ms Noordam, yo como Directora de Spa y él como segundo electricista. Todo ocurrió muy rápido. Al principio intenté luchar contra mis sentimientos porque no estaba buscando una relación, pero ya era demasiado tarde, la química había surgido y no había manera de evitar lo que ya sentía por él.
Después de cuatro meses juntos la compañía decidió cambiarme de barco y éste fue el momento en que me di cuenta que aquello era algo más que una relación esporádica a bordo. Así que esperamos y cuando ambos terminamos nuestros contratos pasamos nuestras vacaciones juntos en nuestras respectivas ciudades, Budapest (Hungría) y Rijeka (Croacia). Durante las vacaciones él me pidió que no volviera a embarcar, yo no lo tenía muy claro, pero aún tenía las vacaciones por delante para pensarlo y tomar una decisión.
Él volvió a embarcarse en el Ms Noordam que por esas fechas navegaba por el Mediterráneo y aprovechando que estarían tres noches en Venecia, no me lo pensé dos veces, me subí a mi Mini Cabrio y conduje desde Budapest a Venecia para pasar con él dos noches super románticas. Aquello estaba claro, estábamos hechos el uno para el otro. Y llegó noviembre, tenía que tomar una decisión, volver a embarcarme y estar en barcos distintos o presentar mi dimisión. Y el amor decidió por mí. Después de tantos años a bordo dejaba la vida del mar para enfrentarme a la vida real. Las relaciones a distancia no son fáciles y cuando la conexión de Internet con la que cuentas es por satélite peor aún. Así que decidimos aprovechar sus privilegios de poder invitar a alguien a bordo para disfrutar de un crucero y seguir descubriendo cómo sería nuestra vida como pareja. Habíamos estado seis semanas separados hasta que embarqué para verle, eran sólo seis semanas pero para mi había sido toda una eternidad. Y durante ese crucero ocurrió lo que nunca había imaginado… Me pidió la mano.
Era noche de gala e íbamos muy elegantes. Después de una cena romántica en el restaurante gourmet salimos a cubierta a tomar un poco de aire fresco. Hacía calor pero corría un poco de brisa, el sol se estaba poniendo y allí estábamos nosotros disfrutando de un maravilloso atardecer mientras navegábamos por el Mar Caribe camino de San Maarten. No podía imaginar un escenario mejor. Seguíamos en la terraza bebiendo vino y disfrutando del atardecer, pero Antonio estaba muy nervioso y miraba hacia todos lados. De repente se encendieron las luces en cubierta, todo parecía preparado. Antonio esperó a que no hubiese nadie y empezó a decirme lo mucho que me quería y lo bien que lo pasábamos juntos. De repente se arrodilló y empezó a decirme que era su mejor amiga, el amor de su vida y que quería que me convirtiera en su mujer y la madre de sus hijos. Yo estaba tan sorprendida que se me olvidó todo el inglés que sabía. No podía articular palabra, pero después de unos segundos pude decir…Si, Quieroooo! Nos abrazamos, estábamos en una nube, de la que bajamos de repente al oír los aplausos de los pasajeros que se habían congregado en la cubierta a disfrutar del show.
El día siguiente ya en St Maarten y como pareja recién prometida fuimos a almorzar. Antonio me confesó que había estado planeando pedirme la mano hacía tiempo. Una vez en St Thomas compramos nuestros anillos juntos y ya estamos planeando nuestra boda para el 30 de agosto. Me encanta como ha pasado todo, pero supongo que habiéndonos conocido en un barco no podía pasar de otra manera. Probablemente la mayoría no entenderá este sentimiento del que hablamos porque para ello es necesario vivir y trabajar a bordo. No lo habíamos hecho oficial hasta que hablamos con nuestras familias y amigos primero, pero ya podemos decir que es OFICIAL!
Nunca creí en eso que dicen que cuando conoces a la persona de tu vida lo sabe. Supongo que es un sentimiento que no entiendes hasta que lo sientes. “
Os ha gustado? Que sepáis que ya he pedido los derechos de primicia para la boda!