Después de 8 días recorriendo Tailandia por carretera, abandonamos Chiang Mai y cogimos un avión para poner rumbo a Krabi para disfrutar durante tres días de sus hermosas playas.
El viaje hasta Krabi se nos hizo un poquito pesado. Salimos a las 9 del hotel para coger un vuelo de Chiang Mai a Bangkok, dónde hicimos escala, para coger el vuelo directo a Krabi, dónde nos esperaba la agencia para trasladarnos al hotel.
Cuando llegamos era media tarde así que a penas pudimos disfrutar nuestro primer día en Krabi y fue en ese preciso momento, nada más llegar al hotel, cuándo me di cuenta de que nos iban a faltar un par de días más allí. No porque Krabi fuese lo que más me gustó de Tailandia sino porque disfruté muchísimo de esos días de sol, playa y relax y creo, sinceramente, que si hacéis un viaje tan intenso, vale la pena destinar un par de días del viaje a descansar y relajarse un poquito.
Pese a que Krabi es una pequeña ciudad, nosotros nos hospedamos allí en lugar de hacerlo en Ao Nang ya que queríamos huir de ese pueblo turístico repleto de hoteles, restaurantes, agencias de viaje y tiendas de recuerdos y masajes.
Nos hospedamos en el Tubkaak Krabi Resort, un complejo turístico de estilo villa 100% recomendable si lo que buscáis es tranquilidad.
Esta foto de The Tubkaak Krabi Boutique Resort es cortesía de TripAdvisor
Está situado en un refugio tropical de la costa de Krabi. Rodeado de exuberantes bosques y la playa más romática y aislada de Krabi, la de Tubkaak, desde dónde se pueden contemplar los islotes verdes que se elevan en el mar de Andaman.
Esta foto de The Tubkaak Krabi Boutique Resort es cortesía de TripAdvisor
No tengo palabras para describiros lo bonita que era nuestra habitación así que echad un vistazo y descubrir vosotros mismos todos los detalles:
Nuestra habitación era la superior. Contaba con una pequeña terraza con vistas a la piscina, jacuzzi y jardines y el cuarto de baño al aire libre tenía ducha y bañera bajo el cielo. ¡Mucho más bonito de lo que podéis llegar a apreciar en las fotos!
Después de la bienvenida del personal del hotel, nos pusimos los bañadores y nos fuimos a su paradisiaca playa.
Lo que más nos sorprendió del mar de Andamán nada más poner un pie en el agua fue que estaba caliente.
¡Qué horror! Estábamos a 40 grados y el agua ardía así que aunque hubiese sido espectacular bañarse entre sus aguas cristalinas de color verde esmeralda y contemplar a los peces, a los 10 minutos estábamos en la piscina disfrutando del jacuzzi.
En Tailandia amanece y anochece muy temprano así que en seguida se nos hizo de noche y tuvimos que abandonar la piscina.
Nos duchamos y fuimos a dar un paseo por la orilla de la playa antes de disfrutar de nuestra primera cena a base de pescado y marisco cocinados al estilo, por supuesto, tailandés. Os recomiendo que probéis las gambas al curry verde. Pese al picante, están deliciosas.
En las próximas semanas prometo contaros más detalles de los últimos días de nuestra luna de miel en Tailandia.
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