En ningún momento teníamos pensado ir de luna de miel, primeramente por que no nos lo podíamos permitir después de la boda y segundo por que el año pasado ya nos fuimos de
vacaciones a Menorca (quiero volver!!!!!)y en ese momento lo antepusimos a la boda por que necesitabamos tremendamente esos días de relax.
Por lo que decidimos tomarlo como nuestra luna de miel anticipada.
Peeeeeero......lo que son las cosas, que sin decirle a nadie que no íbamos a hacer luna de miel, en la boda nos regalaron no uno, si no dos cofres de experiencias, que incluyen una estancia de una noche.
Yo personalmente, después de todo lo que paso en la boda, necesitaba irme donde fuera y relajarme, pero como íbamos muy justos de tiempo, tuvimos que aplazarlo un mes.
Igualmente decidí que el cofre que íbamos a coger iba a ser el de relax (spa, bendito spa...).
Así que como solo era una noche, tampoco no nos íbamos a ir muy lejos, por lo que cogimos un hotel en la Costa Brava.
El elegido fue Doubletree by Hilton Hotel & Spa Emporda. La verdad que por la web parecía precioso, pero como siempre no sabes lo que te puedes encontrar.
Sinceramente creo que no podríamos haber escogido mejor. Las habitaciones, las vistas, la zona, la comida.....todo perfecto.
Pero antes de nada decidimos ir a la playa hasta que nos diesen la habitación, así que pusimos rumbo a la playa de Pals, una playa en la que daba gusto estar, por que no esta saturadisima de gente y además teníamos unas magnificas vistas a las Illes Medes.
Volviendo al hotel, puedo decir que lo que mas me gusto, fue el espacio chill-out que tenían montado en el jardin. Una zona preciosa a la que fuimos al acabar de cenar, que ya me hubiera encantado a mi, haberla tenido en mi boda.
Relajarte oyendo las ranas y luego música chill-out, después de una tarde de playa y spa no tiene precio.
Luego las vistas desde el hotel...¡¡excepcionales!!Despertarte y nada mas levantarte tener frente tuyo un campo(de golf, pero un campo), con un lago lleno de patos, me encanto, ojala tuviera esas vistas siempre!!
Pero como todo se acaba, y solo era una noche, después de desayunar tuvimos que dejar el hotel.
Aunque antes de volver a casa decidimos pasar la mañana en la playa de AiguaBlava, una playa preciosa de aguas cristalinas y barquitos que nada tiene que envidiar a las Playas de Menorca.
Y es que la luna de miel, si, puede ser preciosa, te puedes marchar a la otra punta del mundo, ir a varios estados diferentes, estar dos semanas...un mes..., pero al final lo realmente importante, no es el tiempo que estés ni donde vayas, si no que estés disfrutando de esos momentos con la persona a la que quieres y con la que quieres pasar el resto de tus días.