Después de disfrutar de la playa paradisiaca de Tubkaak en nuestro primer día en Krabi (podéis recordarlo aquí), el segundo día decidimos hacer una excursión y pusimos rumbo a las islas Khao Phing Kan, situadas en la bahía de Phang Nga, dónde visitamos Ko Tapu, la isla de James Bond.
Esta isla es famosa gracias a la película de James Bond, El hombre de la pistola de oro (1974).
Escogimos esta excursión porque dos parejas de amigos nos la regalaron el día de nuestra boda. Aprovecho para darles una vez más las gracias porque gracias a su regalo inolvidable.
Ese día fue bastante durillo porque tuvimos que madrugar y recorrimos muchísimos kilómetros pero os aseguro que valió la pena de principio a fin.
Nos levantamos tempranísimo con la idea de ver el amanecer en Krabi pero no tuvimos suerte. Ese día amaneció nublado.
Así que como era muy temprano, antes de tomar el desayuno, aprovechamos para darnos un bañito en la playa y disfrutar del silencio. Después, volvimos a la habitación, nos ducharnos y nos dirigimos al buffet para tomar el desayuno. ¡Increíble el desayuno en el Hotel The Tubkaak! Todo estaba riquísimo y las vistas al mar color esmeralda eran inmejorables.
Al acabar de tomar el desayunos, nos dirigimos al hall del hotel dónde nos esperaba un guía.
La mayoría de los guías en Krabi no hablan español ya que hasta no hace mucho era muy pocos los españoles que visitaban Krabi así que las excursiones suelen ser en inglés o francés (lo que echamos de menos a Annop esos días).
Del hotel nos dirigimos en monovolumen a la bahía de Phang Nga, dónde subiríamos a bordo de un bote de cola larga tradicional.
Primera parada. Bajamos del bote y subimos a un muelle para montar en canoa y visitar las formaciones de piedra caliza de las islas Khao Phing Kan.
Segunda parada. Después de tomarnos un refresco en el muelle, volvimos a los botes y navegamos por la bahía de Phang Nga hasta llegar a la Isla de James Bond.
Antes de llegar a la isla James Bond, visitamos la abarrotada playa de Khao Phing Kan, una roca inclinada a mucha altura con pequeñas cuevas, dónde hay puestos y casetas que venden suvenirs, mayoritariamente fabricados con conchas y maderas.
Los botes siempre anclan allí porque la isla de James Bond es muy pequeña y su playa está siempre repleta de turistas. Aún así, merece la pena visitarla, especialmente, si eres fan de las películas James Bond. Yo me sentí protagonista de El hombre de la pistola de oro y si no me creéis echad un vistazo a las fotos.
Pese a que es casi imposible hacerse la mítica foto sin la multitud de turistas que hay allí, yo ¡lo conseguí!
Y llegó la hora del almuerzo. Nos lo sirvieron en la aldea flotante de pescadores de Koh Panyee.
Tercera parada. Volvimos al bote para regresar al muelle principal, donde nos esperaba la monovolumen que nos llevaría a la Isla Thalu. Allí descubrimos las estalactitas gigantes, cuevas y colinas de piedra caliza que emergen del agua verde y visitamos el templo que se escondía en una de sus cuevas, en el que pudimos contemplar la vida salvaje, los monos, búceros y diferentes especies de plantas.
Cuarta y última parada. Y empezó a caer la tarde. Nos dirigimos al Parque Natural Raman, dónde nos bañamos en las cascadas de Ton Tai. Después de un día tan agotador, el baño en sus frías aguas me supo a gloria.
Y de allí directos al hotel. ¡Que larga y que dura fue la vuelta! Llegamos justo después de la puesta de sol, nos dimos una ducha y fuimos directos al restaurante del hotel para disfrutar de una deliciosa cena tai.¿Te ha gustado? ¡Haz click más abajo y Compártelo!
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