Hicieron una boda familiar, sencilla e íntima, con los más allegados. Aunque fueron solo 75 invitados, se sintieron muy acogidos por todos y tuvieron la boda que siempre habían soñado.
El vestido llamado Rodhesia era de la colección Two de Rosa Clará confeccionado en Mikado, característico por su elegancia y sofisticación. Marina cuando lo vio lo tuvo claro “Me enamoré de él y aún lo estoy; es un vestido liso, elegante, solamente con dos detalles, un lazo enorme enfrente y bolsillos. Yo soy muy ‘sencilla’ y este vestido para mi era el idóneo”. Marina completó su look con el velo de la casa Booknovies y los zapatos de la marca Mayfran.
Como únicas joyas, Marina llevó unos pendientes de perla de la firma Tous regalo de su madre. “Normalmente no llevó pendientes, pero al elegir un recogido alto debía llevar unos pendientes que fueran delicados y extremos a la vez, y esos, para mi, lo eran”. Del maquillaje confió con su esteticista Clarivi. Sonia Bravo fue quién realizó el recogido y lo adornó con un tocado de perlas y brillantes de Booknovies.
Las flores de la ceremonia, el ramo, las pulseras para las damas de honor y los prendidos, se encargó Floristeria Canales. Toda la decoración floral estaba compuesta por paniculata y ramas de olivo.
Las damas de honor, primas hermanas de la novia, no se separaron ni un segundo de ella.
Kim eligió un traje de corte italiano en negro con chaleco, corbata y pañuelo en marfil, de la marca D’Gala. Como marca la tradición, se cambió en su casa con la ayuda de sus seres más allegados.
En la ceremonia, hubo tres cosas que predominaron:
la paniculata, los besos de Kim a Marina y la emoción en cada momento.
Las alianzas las entregaron los padrinos de bautizo de Marina, fue un momento muy emotivo, ya que Marina llevó las alianzas en la boda de cada uno. Y, como las grandes historias están escritas en los libros, el porta alianzas no pudo ser otro que un libro. “Mi madrina de bautizo leyó un texto muy bonito que escribió ella misma donde relacionaba el olivo con la importancia de la pareja.”
La recepción se realizo en Masia de les Garrigues. El Seatting Plan lo realizo Marina, restauro una puerta antigua y coloco los nombres de cada invitado colgados de una llave. La mesa presidencial tenia como nombre “La rosa de los vientos” y cada una de las mesas de los invitados estaba definida por el nombre de un viento.
Como detalles de boda regalaron un mini olivo a cada pareja, como símbolo y representación de amor. Y, además, regalaron una foto de grupo, ya que como dice Marina “Soy consciente de que no se lleva regalar una fotografía hoy en día, pero una foto si no la tiras, siempre queda como recuerdo, y más ahora con las nuevas tecnologías”.
Los kits de supervivencia, tampoco faltaron, incluían tiritas, Almax, chicles, piruletas y pañuelos. Los invitados realizaron bailes, detalles, regalos,… pero el momento que Marina y Kim recuerdan con especial cariño fue cuando todos los invitados se levantaron y uno a uno les dedicaron un brindis.
El primer baile, el que nunca se olvida, Marina y Kim quisieron sorprender a la madre de la novia bailando un vals de su cantante favorito: Chayanne.
El fotografo que inmortalizó el gran día fue Andreu Giménez
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