¡¿Qué tal mis Pink Novias?! Después de unas semanas de “vacaciones” en las que he estado alejada de las redes sociales y del blog, aunque trabajando con pedidos y peticiones de información, he vuelto a la carga como siempre.
En el post de hoy, me quiero centrar en la elección de la Iglesia para tu boda, en el caso de que sea una ceremonia religiosa.
En mi caso lo tuve fácil, y me daba igual todo lo demás, y las opiniones de quienes “se mentían donde no les llamaban”. Me guié en exclusiva por mi carga emocional hacia la que fue mi Iglesia, la elegida para nuestra Boda.
Me he tirado media vida viviendo en Granada, donde me crié, y la otra media aquí en Málaga, donde he vivido mi juventud y donde he echado raíces. Al poco tiempo de mudarme de Granada a Málaga, salí de cena con unos amigos por el centro, y entre la oscuridad pude distinguir la silueta de una iglesia, en un rincón escondida, como si no quisiera que la viera nadie. Totalmente a oscuras. Pude acercarme admirar la gran belleza que tenía. En ese momento pensé, que algún día, cuando me casara, lo haría en esa iglesia. Pasado el tiempo pude visitarla de día, con la luz natural y su interior. Me quedé sencillamente enamorada de ella. Así que una razón más para casarme allí algún día, con el príncipe de mi cuento.
Como véis, tenía muy claro desde hace años que quería casarme en esa iglesia, y me daba igual que estuviera en el centro, que tuviera que pedir permiso al ayuntamiento por ser zona peatonal, por tener que aparcar los invitados en un parking público, que si es muy grande, que si el expediente matrimonial es muy lioso…. no había excusas y comentarios suficientes para mí.
Os dejo con algunas fotografías de nuestra Iglesia, que espero os gusten.
Si como yo, tenéis una unión emocional a una cierta iglesia, no os lo penséis dos veces. Si no es así, os dejo algunos consejos más para que se os haga más fácil elegir la mejor iglesia para vuestra boda.
Carga emocional: una conexión especial, como es mi caso, donde fuiste bautizada, donde se casaron tus padres o tus abuelos, o tu parroquia de toda la vida. Es un elemento que te hará la elección más fácil.
Ubicación de la Iglesia: si está en el centro de la localidad o ciudad, si se puede aparcar bien, si es de fácil acceso, si el autobús que has contratado puede parar cerca… Todos estas cuestiones harán que te decantes por una iglesia o por otra.
Fotógrafo: en algunas iglesias tienen la norma de tener en exclusividad a un fotógrafo, lo que significa que no podrás llevar al tuyo propio, sino que las fotos os las hará el fotógrafo que tiene contratado la iglesia. Hay algunas en las que podrás “negociar” este aspecto, y en otras no habrá vuelta de hoja. Así que, entérate antes de esta cuestión, para evitar sorpresas desagradables cuando ya esté todo organizado.
Capacidad: te encanta esa ermita del pueblo de al lado, esa pequeñita con tanto encanto, pero tienes 200 invitados y sólo caben 30. O, por el contrario, te encanta esa iglesia tan inmensa y espectacular. Caben 500 invitados, y tú sólo llevas 70, lo cual puede hacer deslucir la iglesia. Valora en estos casos que muchos invitados se queden fuera de la ermita, o que la majestuosa iglesia quede algo ridícula con tan pocas personas.
Salida: además de que tenga una salida bonita por donde vais a salir, vosotros los novios, tienes que tener en cuenta que tenga un espacio suficiente para que los invitados os esperen. Que no de a un callejón estrecho, que no esté a pie de carretera para no interferir en el tráfico, etc.
Temperatura: con esto me refiero a que, si tenéis un novio caluroso, y encima os casáis en verano, podéis tener en cuenta que la iglesia disponga de aparatos de aire acondicionado, o al menos ventiladores. No es muy agradable, tanto para los novios como para los invitados ir arreglados y divinos, y que te caigan los chorreones de sudor por la frente.
Espero que con estos consejillos podáis decidir más fácilmente la elección de vuestra Iglesia, para el día más especial de vuestras vidas.
Pink Kisses!