El post que escribo hoy es muy especial, distinto a los que escribo habitualmente en el blog. Hoy quiero abrirme un poquito más a vosotros, los seguidores del blog, los que lo leéis a diario o los que simplemente alguna vez os dejáis caer por aquí.
Hoy es el cumpleaños de mi madre.
Y no es un cumple cualquiera...
Mi mami cumple 60 años.
Cumple un añito más pero no es un añito cualquiera. Es un cambio de década y, como tal, en el que le esperan y deseo que le esperen vivir nuevas experiencias que estoy segura de que para ella serán inolvidables.
Así que aprovechando que hoy es su día y que estoy un poco sentimental me apetece hacer hincapié en la idea de que involucréis des del principio a vuestra madre en los preparativos de boda y os cuento todo esto porque yo, equivocadamente, no fui de esas novias que diseño su boda con la ayuda de su madre pero, afortunadamente, supe rectificar y pude contar con su apoyo en muchas decisiones importantes.
Los que seguís el blog des del principio sabéis por qué digo esto.
Mi madre no me acompaño la primera vez que me probé vestidos de novia ni tampoco la segunda pero, por suerte, si lo hizo el día que encontré mi vestido. Digo por suerte porque si no hubiese sido así creo que ahora estaría arrepentida de no haber compartido con ella ese momento.
Recuerdo ese día con muchísimo cariño porque cuando supe que ese era mi vestido, mi madre estaban tan emocionada como yo, ella fue a la primera que busqué con la mirada y en cuanto vi su emoción en los ojos, no pude evitar romper a llorar. No sabía que me hacía más ilusión en ese momento, si haber encontrado el vestido de mis sueños o que mi madre estuviese en ese preciso instante a mi lado. Fue un momento mágico e inolvidable y fue ahí donde me di cuenta que mi madre, como siempre lo ha sido en mi vida, tenía que ser mi gran apoyo en esa aventura.
Pero ¿cuál es realmente el papel que una madre tiene en la boda de su hija?
Pues la verdad es que no lo sé pero para mí el papel que tuvo la mía fue fundamental. No hay nadie que me conozca mejor que ella, que sepa como me siento o pienso sin mediar palabra y que, conste, que yo no soy de esas hijas apegadas a mamá. No lo era de pequeña y no lo soy ahora (ni hablamos durante horas por teléfono, ni nos vemos cada día?) pero conforme me hago más mayor, más cuenta me doy de que ella siempre ha estado ahí discretamente, parecía que no fuese así, pero siempre ha estado en los momentos más importantes de mi vida.
Y en mi boda no podía ser de otra manera. Estuvo a mi lado durante todo el día, de forma visible e invisible. Me ayudó a vestirme, a colocarme la cola en el baile, a arreglarme el pelo? se preocupó de los invitados, de los regalos, de que yo simplemente disfrutase el día? La necesité tantísimo a mi lado que por eso decidí que fuese ella quien se sentara a mi lado en la mesa nupcial, contra toda norma o protocolo, sencillamente, porque era lo que yo deseaba.
Así que no importa cuál es el papel de la madre de la novia en una boda, lo que verdaderamente importa es que la dejéis estar a vuestro lado, que compartáis con ella los preparativos, las pruebas de vestido, las sorpresas, las lágrimas, las risas? todo lo que implica la aventura de casarse. Porque nadie se va alegrar más que ella de lo bonito que te regala la vida igual que nadie va a sufrir más que ella por los tropiezos que te encuentras en el camino.
Porque, al menos para mi, no hay mejor amiga que mi madre.
¡Te quiero muchísimo mamá!