Amanece un nuevo día en Bangkok y después de visitar los templos más bonitos de la ciudad (podéis recordarlo aquí), nos levantamos con ganas de descubrir otros rincones de la ciudad.
Para ese día habíamos planificado una ruta muy distinta a la que finalmente hicimos. Queríamos visitar el mercado de Mae Klong, un mercado sobre la vía del tren, y aprovechar también para visitar el mercado flotante de Amphawa o Damnoen Saduak. Para llegar hasta Mae Klong podéis hacerlo de dos maneras:
Furgoneta: En la estación de Skytrain BTS Victory Monument encontraréis una parada de furgonetas (van en inglés, rot tuu en tailandés) que van hacia Amphawa o hacia Mae Klong (a 6km de Ampawa). Esta es la opción más rápida, llegaréis en algo menos de 1 hora.
Tren (algo complicado): Podéis coger el tren hacia Mahachaien la Estación de Trenes de Bangkok Wongwienyai (a 15 minutos andando de la parada de Skytrain Wonwienyai). Hay trenes casi cada hora hasta las 20:10, el más apropiado es el de las 8:35). Una vez lleguéis a Mahachai (1h) tendréis que andar 5 minutos, cruzar un río en barca y andar otros 5 minutos para llegar la estación de trenes de Ban Laem donde tendréis que tomar otro tren a Mae Klong (1h). Tened en cuenta que este segundo tren solo sale a las 7:30, 10:10, 13:30 y 16:40. En caso de perderlo podréis fácilmente encontrar preguntando una furgoneta para hacer el resto de trayecto. Mae Klong es el pueblo donde está el mercado sobre la vía del tren y queda a solo 6km del mercado flotante de Amphawa. Para llegar al mercado flotante podéis coger una moto-taxi (50 Baht) o un Túk-Túk (triciclo motorizado).
Nosotros finalmente decidimos NO ir. Nuestra ruta era por carretera y no nos apetecía acabar derrotados el tercer día de viaje. Después de consultar con el guía el día anterior si existía la posibilidad de contratar la excursión, al ser sólo dos personas el precio nos pareció elevado, y aunque nos dio muchísima pena, decidimos NO visitar ninguno de los dos mercados y seguir descubriendo Bangkok.
Después de un buen desayuno en el hotel, decidimos visitar el centro de Bangkok. El centro es muy grande pero pocas zonas merecen una visita. La parte más recomendable es Dusit, el distrito real, con calles anchas, monumentos y zonas verdes.
Nos dirigimos en Skytrain a la estación de Phayathai para visitar el Wang Suan Phakkat o palacio-granja de las lechugas. Es un conjunto de cinco casas tradicionales de madera que fueron la residencia de la princesa Chumbon de Nakhon Sawan y antes, una granja de lechugas. Muy pocos turistas lo visitan y os lo recomiendo 100%. Es un oasis en medio del caos, y si no fuese por el insoportable calor que hacía ese día, hubiesemos disfrutado un ratito más de su calma.
El interior de estas casas está lleno de obras de arte, antigüedades y muebles.
Fue una lástima no pasar más ratito allí pero ese día era horrible la humedad que había en el ambiente, a penas se podía respirar y la sensación de calor era insoportable.
Decidimos continuar la ruta visitando el Wat Benchamabophit o Templo de Mármol. No se encuentran cerca por lo que si decidís visitarlo, tendréis que coger un taxi o un túk túk.
Si cogéis un túk túk es muy importante que antes de subiros negociéis con el conductor el precio y, sobre todo, que no aceptéis ningún viaje por 1 euro.
¿Por qué? Pues porque si lo aceptáis no os llevará a donde le habéis pedido sino a comprar souvenirs y falsificaciones a algún mercado clandestino de Bangkok.
Nosotros tuvimos casi la mala experiencia, el conductor intentó engañarnos y modificar la ruta cuándo ya habíamos pactado un precio. Ahora me rio pero recuerdo que empecé a discutir con él y casi le hice parar en medio de la carretera ante la atónita mirada de mi marido. Finalmente, me salí con la mía y conseguí que el conductor nos dejase frente al Templo de Mármol.
El Templo del Mármol es un lugar muy especial, no sólo porque figura en el dorso de la moneda de 5 THB sino porque en su interior hay una escuela militar.
Si tenéis la suerte de visitarlo cuándo se oficia algún acto militar, os dejará boquiabiertos. Es muy emocionante ver cómo hacen las ofrendas a Buda.
Tenéis que saber que lo que diferencia a este templo de los anteriores es que está construido en mármol y que es un ejemplo de la arquitectura moderna tailandesa religiosa.
Si os tomáis vuestro tiempo y paseáis por sus jardines descubriréis un cementerio bajo un árbol y el colegio militar donde podréis ver como viven las familias tailandesas y algunos monjes.
Disfrutamos mucho de la visita. Lástima que el tiempo no acompañase y tuviésemos que marcharnos porque empezó a chispear.
Tras la visita, nuestro plan era ir al río Chao Phraya y visitar el mercado de Nonthaburi pero ante la amenaza de lluvia decidimos modificar la ruta y quedarnos en Dusit. Sinceramente, yo hubiese preferido visitar el palacio de Dusit pero Juan es un fiel seguidor de Fran de la Jungla e insistió en ir al zoo.
Antes de llegar al zoo, empezó a llover y tuvimos que refugiarnos ante el monumento a Rama V.
Por suerte, la lluvia duro tan solo media hora y, finalmente, pudimos visitar el zoo. No os recomiendo la visita. Aunque los jardines son muy bonitos, el zoo de Bangkok no tiene ningún atractivo.
Lo que si me gustó de la visita al zoo fue comer allí, entre tailandeses, mezclarme con los niños, nada que ver con los lugares turísticos que habíamos visitado antes. Os recomiendo que probéis todos los pinchos que tienen en los puestos ambulantes. Digan lo que digan son deliciosos.
Lo peor es que antes de terminar la visita al zoo empezó a diluviar. Os aseguro que no he visto llover con esa intensidad jamás. Imaginaos cómo acabamos después de 2 horas (literalmente) de lluvia. ¡Completamente empapados! Por suerte, nosotros viajamos en época seca y sólo nos llovió ese día sino creo que no hubiese disfrutado del viaje.
Cuándo por fin paró de llover era imposible volver al hotel. La ciudad estaba inundada, los taxis no recogían a nadie y los conductores de túk túk triplicaban los precios. Después de un buen rato esperando a un taxi sin éxito, no tuvimos más opción que subir a un túk túk y pagar el triple para que nos llevara hasta el hotel.
Tuvimos muchísima suerte con el conductor. Nos hizo reír un montón con sus historietas mientras veíamos caer a las motos por las calles resbaladizas de China Town. Fue muy, muy, muy divertido.
Lo más curioso fue que cuándo llegamos al hotel salió el sol así que nos fuimos a la piscina a tomar el sol y darnos un chapuzón antes de salir a cenar. ¡Así es el clima en Bangkok! ¡Impredecible!
Esa noche decidimos ir a cenar a Sukhumvit. Es la zona internacional de Bangkok. Allí encontrareis albergues, cuchitriles de turismo sexual y hoteles de lujo. La ventaja es que la zona cuenta con restaurantes gastronómicos de cualquier rincón del mundo, bares de copas y mercado nocturno.
Personalmente, no me gustó nada pero os recomiendo que la visitéis solo para que os deis el gustazo de daros un masaje en Buathip. Es uno de los pocos lugares dónde las masajistas son legales y están bien consideradas.
Os recomiendo que si vais a Tailandia os hagáis un masaje cada día. Además de ser barato, si buscáis un buen sitio, son una experiencia increíble. En este pequeño rincón escondido en una Soi de Bangkok disfruté del mejor masaje de pies que me han dado en la vida y os aseguro que yo odio que me toquen los pies.
¡Qué pasada! Salí de allí con unos pies nuevos y si no me creéis mirad que carita tengo en la foto.
Aquí termina nuestra aventura en Bangkok, el próximo día aterrizamos en Ayyuthaya.
Mari Carmen ?