En primer lugar, tres trucos básicos a tener en cuenta antes de empezar...
Escoge un bronceador que no sea "naranja".
Limpia siempre la brocha de exceso de maquillaje para no hacer una "pasta" en la cara que luego sea más difícil de retirar.
Aplica el color en aquellas zonas que, de forma natural, se broncearían con los rayos de sol.
Para el maquillaje, necesitan únicamente dos elementos: un autobronceador adecuado a tu tono de piel y una brocha para extenderlo.
Y para el proceso, tan solo hay que seguir estos sencillos pasos:
1. Levanta la cabeza hacia el techo e imagina en que partes de tu rostro incidirían los rayos de sol.
2. Impregna la brocha de color y limpia el exceso antes de extenderla. Empieza distribuyéndola en la línea en donde empieza el cabello. Sigue por la frente, las sienes, el puente de la nariz, las mejillas y el mentón.
3. Date también donde empieza el cuello. Aunque sabemos que el sol no te daría allí, ¿habrá que unificar los tonos, no creéis?
Sara