Gracias a Dios dejamos todo en manos de los organizadores del Hotel, no tuvimos que preocuparnos ni estresarnos por prácticamente ningún detalle de la boda, realmente nos era muy difícil organizarla por nuestros trabajos y nuestro tiempo limitado, por lo que decidimos dejarlo todo en manos de ellos.
Ese día me sentía en un principio muy tranquila, me fui temprano de mi casa con mi mamá. Nos alistamos en el salón del hotel. Mi mamá nunca en la vida se había maquillado y ese día quedó como una reina, se veía bellísima.
Después de salir del salón, me empezaron a dar nervios y sentía que el corazón se me iba a salir por la boca. Mi mamá me ayudo a ponerme el vestido, sin embargo se le había olvidado como ajustar el corsé y casi se muere de la angustia, al final nuestra fotógrafa Katherine nos tuvo que ayudar jaja…
Ya casi era hora, y Kath se puso a tomarme fotos mientras iba bajando, yo estaba ya muy emocionada y muy contenta por que pronto íbamos a dejar de ser novios e íbamos a iniciar un matrimonio. Me encantó ir bajando y posando para la cámara en ese lugar tan hermoso.
Estuve esperando en el pasillo con mi mama y mi tío para q m dieran aviso para entrar a la ceremonia. Nos abrieron las puertas y lo único que veía era a mi futuro esposo con una sonrisa que me enamora, se veía tan guapo.
La ceremonia fue un poco torpe pero bonita, por lo menos nos reímos… El pastor confundió mi nombre con el de mi hermana cuando iba a iniciar con los votos, mi esposo estaba un poco incómodo, pero yo solo me reía.
Nos dijeron que el pastor tampoco decía "puede besar a la novia" por lo que besé a mi esposo en un momento incorrecto también. Ya al final el pastor dijo: "puede volver a besar a la novia". Al finalizar la ceremonia, todos nos querían felicitar y darnos sus muestras de afecto.
Nos fuimos luego a realizar la sesión de fotos donde estábamos relajados y super contentos de haber pasado el "susto". Solo nos reíamos de los chascos. La sesión fue bellísima, nos movimos por todo el hotel y las fotos quedaron simplemente hermosas.
Ya en la recepción pude apreciar la decoración la cual estuvo impecable, realmente un sueño azul. No me arrepentí de nada. Lo único que lamenté fue que mi amado padre no pudo asistir, ya que murió a principio de este año por un cáncer terminal.
Él me dijo antes de morir que continuara con mis proyectos, que no pospusiera nada y me dijo como regalo: "el amor nunca se acaba, solo se transforma, se vuelve más puro, más hermoso y fuerte con el tiempo".
Fotografía de Katherine Vargas de KathPhoto
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