Así que me puse a mirar por internet diferentes tiendas de vestidos de novia en Málaga, teniendo la idea muy clara de evitar tiendas estilo Pronovias, Rosa Clará, Aire Barcelona….porque mi presupuesto no daba para tanto.
– Mi primer destino fue una promoción de vestidos de temporadas anteriores de la tienda Novíssima, que dejaba los vestidos a 299€. Así que pedí cita y fui a mirar y a probarme con mi madre. Mi sorpresa fue que tuve que subir a una especie de almacenillo donde tienen todos los vestidos de temporadas anteriores apretados en perchas y llenos de polvo.
Elegí varios de los que estaban allí para probarme y sólo me gustó uno, ajustado en forma de trompeta, escote palabra de honor y de encaje. La verdad es que era precioso, pero…..se parecía a todos los vestidos que habían llevado mis amigas en sus bodas, y además yo iba buscando algo totalmente diferente.
Pregunté a la señora que nos atendía si me lo podía pensar, porque aunque sólo fueran 299€, no era plan de soltar el dinero y que luego me arrepintiera. Me contestó con ojos saltones que o me lo llevaba ese día o lo perdía, porque no iba a esperar a que yo me decidiera. A lo cual le contesté que no me lo llevaba, porque no sentía que era el mío.
– Mi segundo destino fue ir a una tienda llamada Marina Novias, que tengo entendido que ya no existe y cerró la tienda. Nos enseñaron un catálogo de los vestidos en “oferta”, de los cuales no me gustaba ninguno, y los precios seguían siendo elevados para mí. Así que no me probé.
– Mi siguiente parada fue una tienda que hay en pocos sitios, Vertize Gala, y que había visto anteriormente en publicidad que te llevabas tu vestido de novia y complementos por poco dinero. Así que para Córdoba nos fuimos mis padres y yo desde Málaga, a encontrar mi vestido de ensueño.
Tenía muchas esperanzas en encontrar allí mi vestido, porque si no el precio se elevaría en cualquier tienda de Málaga. La noche anterior dormí fatal, con pesadillas, si me había equivocado al dejar aquel vestido tan barato y tan bonito, si no iba a encontrar vestido en Córdoba…
Llegamos a la hora de la cita, y nos pasaron a la planta de vestidos de novia. ¡Qué pasada! Sentía que estaba en una verdadera tienda de novia, rodeada de decenas de vestidos, y una decoración muy cuidada y bonita. Me sacaron varios catálogos de varias firmas para que eligiera a probarme, y a parte eligiera vestidos que estaban allí colgados. Elegí entre los colgados y el catálogo 10 vestidos. ¡Alguno tendría que ser el mío!
No paraba de rondarme por la cabeza una conversación con una amiga la noche anterior, que me decía: “sabes que es el tuyo porque se te encoje un pellizco en el estómago y te tiemblan las piernas. ¡Y si ya lloras es el definitivo!”
Empecé a probarme vestidos…”este lo dejamos a parte, este lo descarto, este….venga lo dejamos pendiente también…este….¡guau! ¡este me encanta! Pero voy a seguir probándome por si acaso…” De esos 10 me quedé con 3 y me los volví a probar. Uno de ellos lo descarté porque los adornos que tenían por la falda eran asimétricos y no me convencían. Y me quedé entre dos. Me probé uno y me miraba fijamente en el espejo, eran parecidos entre sí. Y me probé el otro….. ¡pellizco en el estómago! La chica que me asesoraba me vio la cara y me dijo: “espera que te voy a traer un velo para que te lo veas”. Cuando salió por la puerta del probador y me quedé sola comencé a llorar emocionada (y escribiendo ahora mismo me vuelvo a emocionar jeje). Al volver la chica me puso el velo y llamó a mis padres para que me vieran. Mi madre al verme también se puso a llorar, y la chica también se emocionó. En ese momento apareció la encargada de la tienda para ver cómo íbamos y al verme gritó:” ¡pareces una princesa! ¡estás preciosa!” ¡¡Sí, era lo que quería!! ¡¡Sentirme como una princesa el día de mi boda!!. Y también se emocionó, jaja. Las 4 mujeres llorando y mi padre con cara de póker :D
Ya no tuve dudas ni quise probarme nada más. Un vestido de princesa, de la firma San Patrick con escote corazón, y por la mitad de su precio original por ser de una temporada anterior. ¡Y a mí que me importa que sea de una temporada anterior! Me enamoré de mi vestido hasta la médula y si encima estaba súper bien de precio, mejor me lo ponían.
Mil gracias a cómo nos trataron a mí y a mis padres mi asesora, Maribel, y a la encargada de la tienda, Paloma. Por emocionarse conmigo y ayudarme, y compartir mi felicidad.
Recordaré ese día como uno de los más felices, de las emociones que me recorrieron, y que al recordarlo me siguen emocionando.
Mi consejo a la hora de ir a buscar tu vestido de novia: mirar mucho por internet, pedir citas para probarte muchos vestidos porque probarse es gratis, y probarte vestidos que te gusten, que no te convenzan demasiado, o que te asesoren las chicas de la tienda. No es lo mismo un vestido colgado que puesto, y ¡os podéis sorprender!
¡Aquí os dejo unas fotos de mi enamorado vestido! ¡Pink Kisses y a ser felices!