Si hay algo que todas las novias quisieran poder controlar y no pueden es el tiempo que va a hacer el día de su boda. Todas sin excepción queremos que brille el sol, que no haga mucho frío pero tampoco mucho calor y, sobre todo y ante todas las cosas, que no llueva.
Nadie invita a la lluvia a su boda.
Las novias del norte estamos más acostumbradas a que la lluvia nos acompañe en nuestro día a día y sabemos que aunque decidamos casarnos un 15 de Agosto la lluvia puede venirse de boda y por eso, aunque no queramos, estamos más acostumbradas a tener un Plan B y más mentalizadas. Cuestión de clima y estadística.
A las novias del sur quizás les cueste más contar con que la lluvia se pueda presentar en su boda y con razón, porque casarte en el mes de Julio en Sevilla debería ser sol asegurado. Y sol del de espatarrar. No llueve en meses… ¿Va a llover el día de tu boda? Sería mala suerte pero puede ser.
Seas novias del norte o del sur (que no sureña de los programas de Divinity!) estoy segura de que desde meses antes a tu boda has comenzado a visitar las webs de servicios meteorológicos y te has instalado en tu móvil alguna de estas aplicaciones que te dicen el tiempo por hora y te hacen sufrir hasta el mismo día de la boda porque tu te casas a las 17:00 horas en un jardín y el maldito móvil dice que a las 15:00 horas va a caer un chaparrón…. Da igual que veinte miembros de tu familia hayan visitado a todas las Santa Clara del país, da igual que el hombre del tiempo diga que no hay probabilidades de lluvia tú no estarás tranquila hasta que el día de tu boda mires por la ventana y veas que no llueve al otro lado…
…pero qué pasa si cuándo abres los ojos el romántico sonido de la lluvia es lo primero que te recibe?
En ese momento te agobiarás, empezarás de nuevo a mirar predicciones para ver si es un chubasco aislado, mirarás a los de tu alrededor y preguntarás eso tan del norte de “¿tiene pinta de parar? ¿Abrirá el día?”, pensarás que si ayer hacía un día de playa y terraza porqué hoy ha amanecido así. Si tu día se despierta un poco negro tú verás las cosas un poco negras.
Verás las cosas un poco negras pero que sea por poco tiempo. Si la lluvia decide autoinvitarse a tu boda disfruta de ella.
Ponle luz al día con tu sonrisa más grande, que tus lágrimas de felicidad echen carreras con las gotas de la lluvia, que el blanco de tus zapatos tiña los charcos… Mírate como si fuera un espejo en cada gota de agua que discurre por ese cristal del coche que te lleva a decir ¡Sí Quiero!, haz tuyo ese refrán de “novia mojada, novia afortunada” y sé feliz.
Salta en los charcos, acaricia el pelo mojado de tu chico, corred a resguardaros de ese chaparrón que os ha sorprendido en mitad de la calle, reíros bajo ese paraguas, besaros entre las gotas….Bailad bajo la lluvia.
Ana, esa chica encantadora que está detrás de Love, Sweet Love y que os puede ayudar a que vuestra boda esté llena de cosas guapérrimas y detalles únicos, y Rubén se casaron el 5 de Mayo de 2012 en Granada. Nada hacía pensar que en pleno mes de las flores Granada se iba a levantar aquel sábado encapotada. Ellos no habían invitado a la lluvia a su boda y, sin embargo, no dudaron en brindar con ella cuando apareció. Ana y Rubén decidieron bailar bajo la lluvia a los pies de la Alhambra e iluminar ese día gris con esa pareja perfecta que hacen sus sonrisas. Aquel 5 de Mayo era su día, llevaban preparándolo mucho tiempo dejando su corazón en todos y cada uno de los detalles y tenían claro que esa romántica lluvia que había aparecido como telón de fondo no iba a borrarles la sonrisa.
Ana y Rubén caminaron de la mano bajo ese paraguas precioso y romántico que les dejó una amiga y que no podía ser más perfecto. Ese paraguas rosa y perfecto para una novia fue testigo de sus primeros besos como marido y mujer, de sus primeros momentos a solas, de su complicidad, esa misma complicidad de todos sus años de noviazgo… Esa complicidad que te da el amor verdadero, el amor de tu (y toda) vida.
La lluvia no le restó ni un poco de protagonismo a su felicidad. Ana lució espectacular su “Nuria” de Aire Barcelona que la había enamorado meses atrás, su trenza lateral y su velo de tul. El ramo hablaba por si sólo y yo no conozco ningún novio que sujete el paraguas y resguarde a su chica con más ternura y amor que Rubén.
Bajo la lluvia rieron, hablaron, caminaron, se besaron…La lluvia fue testigo de esa unión. La lluvia no quería perderse un amor tan verdadero. Bajo la lluvia detuvieron el mundo. Su mundo.
Y bailaron bajo la lluvia, olvidándose del paraguas y de las preocupaciones tontas que todas tenemos alguna vez… No importaba mojarse el pelo, no importaba manchar el vestido… No importaba nada salvo ellos dos y su felicidad.
Si la lluvia decide irse de boda con vosotros, haced como Ana y Rubén: Bailar bajo la lluvia. Sentir dentro aquello de “cualquiera que piense que el sol es pura felicidad nunca ha bailado bajo la lluvia” y seguid bailando…
…y si llueve… que llueva!
Muchas gracias Ana y Rubén por dejarme ilustrar este post con vuestras fotos.
FOTOGRAFÍAS: José Reyes