Como manda la tradición, la novia llegó tarde a la ceremonia. Iba espléndida, con un vestido confeccionado con mucho mimo por su primo Nacho Aguayo y que estaba acompañado por un velo. En cuanto al ramo, llevaba uno con eucaliptus, hortensia azul claro, camomilla, eryngium y astrantia blanca.
Para la decoración, la pareja contrató a las chicas de Moments, quienes cuidaron todos los detalles. El cóctel se organizó en la parte de arriba de la fortaleza, con puestecitos para que la gente fuera picando y bebiendo lo que le apeteciera. Querían algo desenfadado para que pudieran atender a todos sus invitados. Además, el cóctel coincidió con el atardecer, por lo que el momento fue inmejorable.
La cena constó de un plato y un postre, esta vez ya sentados en el Patio de Armas del castillo. Para el postre, el catering El Jardín, poseedor de una estrella Michelín, preparó mascarpone de fresas, muy fresquito e ideal para el verano.
Otro de los elementos esenciales de la boda fue la música, que no faltó en ningún momento de la celebración. Durante el cóctel Wonderbrass, un grupo de la isla, encandiló a todos con su aire desenfadado y su toque canalla. Para la fiesta posterior, los recién casados se pusieron en manos de deejaysgrup para que divirtieran a todos hasta el amanecer.
El espíritu festivo, el idílico entorno frente al mar y, sobre todo, las ganas de Paloma y Pablo por disfrutar al máximo de su gran día, lograron que aquel 27 de junio quedase marcado para siempre en los calendarios de todos los invitados. Una boda irrepetible que permanecerá en su recuerdo y, por supuesto, en las instantáneas que Volvoreta Bodas ha querido compartir con nosotras.
Organización y decoración Moments | Fotografía Volvoreta Bodas | Finca Castillo de San Carlos | Catering El Jardín | Música Los Wonderbrass | Vestido Nacho Aguayo | Maquillaje Cristina Isern
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