Analizado el espacio y tras percibir los gustos de la pareja en todos los sentidos les propuse que la paleta de colores de la boda estuviese formada por el blanco, el dorado y el burdeos acompañados por rosados. El blanco porque ofrece una luminosidad increíble, el dorado por su tendencia y poder de elegancia y el burdeos y colores rosados por ese toque de color que una fiesta de verano nos pedía.
El espacio nos exigía que las guirnaldas fuesen tipo feria, en diagonales en lugar de recta y combinamos el deseo de los novios de contar con mesas largas para los amigos con las mesas redondas para el resto de invitados, así en el centro estaba la mesa presidencial, cuatro mesas en diagonal alargadas flanqueaban la mesa principal con todos los amigos de la pareja y el resto de invitados se repartieron en mesas redondas por todo el espacio.
Los colores elegidos además contrastaban con los colores intensos de la vegetación: el blanco de las sillas y de las mesas largas aportaba luminosidad, el resto de la mantelería también era blanca y dorada a rayas que combinaban con los centros de mesa: botellas de cristal transparente con rayas doradas y el toque de color lo aportaban las rosas y los números de mesa, pintados a mano en color burdeos y acompañado de motivos en este mismo color y dorado. La combinación fue un auténtico acierto. Para el resto de espacios de la boda: zona de cóctel fiesta, seating, etc., los colores fueron en todo momento los mismos, jugando siempre con la iluminación: guirnaldas para la cena, cortinas de luz para la fiesta y toda la papelería y carteles de la boda con la misma tipografía utilizada desde el inicio en la invitación en color burdeos y bien los producimos sobre foam blanco o los ubicamos en marcos de color dorado.
La única diferenciación de color que hicimos en la decoración de la boda fue en la trasera de la Candy bar que al estar ubicada en la fiesta. Quisimos darle más color y a los ya definidos en la paleta les añadimos varios colores más de la misma escala: burdeos, rosa, rosa palo, amarillo, blanco, ocre y verde botella y mint. De esta manera, respetando la tonalidad, le añadimos más color. Esta metodología también se aplicó para una guirnaldas que añadimos en los mostradores de los distintos rincones del cóctel.
El objetivo y mi consejo: mantener la armonía en toda la decoración. Para ello es primordial definir la tipología de color y mantenerse en ella. Si en determinados momentos queremos añadir más colores cogerlos siempre de la misma gama cromática aplicándole mayor intensidad. Ese es mi truco.
El estilo de la boda, además, hablaba por sí sola de los novios: elegantes y a su vez con mucha luz y alegría.
Texto y decoración de boda Renata Enamorada | Fotografías Forraje Films
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