Para la organización de la boda María y Guille decidieron contar con Different Class Company como wedding planners, una compañía dedicada a la organización de eventos diferentes. "Desde el primer momento nos asesoraron y planificaron al completo nuestra boda. Se encargaron de todo, desde el diseño de las invitaciones, hasta de nuestro vestuario, el lugar, la decoración romántica y vintage, el catering y la música", nos cuenta María.
La boda comenzó con unas riquísimas limonadas que aguardaban a los invitados a su entrada al olivar, amenizando el camino hasta la llegada al lugar de la ceremonia. Una ceremonia civil emplazada entre los preciosos rosales de la finca y oficiada por un familiar del novio. Toda la decoración floral de la boda fue trabajo de Elisabeth Blumen que llenó todo el entorno de preciosos arreglos florales sobre recipientes variados con aire silvestre y vintage, todas las flores de temporada en colores pasteles con toques vivos como Dalias, Rosas, Astilbe, Achilea, Brunia, Alhelí, etc.
El catering fue de Sixsens de Caritina Goyanes, una mezcla de cocktail y buffet, para el cual se construyeron unos puestos de madera al más estilo vintage, que acompañaban a la decoración de las mesas de los invitados con aire vintage picnic. La mesa dulce fue elaborada por Lore?s Bakery, detrás de la que se encuentra Lorena Manzano, gran repostera y amiga de la pareja, que deleitó a los invitados con un magnífico surtido de postres y cookies personalizadas, una gran diversidad de cupcakes y una tarta de tres pisos de estilo romántico floral, además de una variedad de tartas caseras.
Un detalle que tuvieron fue entregar a los invitados unas cajitas de take away con la leyenda ?Maria y Guille te invitan al desayuno de mañana? para que pudieran llevarse todos los dulces y comida que sobrara.
En cuanto a los trajes de los novios, Guille eligió camisa y pajarita de García Madrid y zapatos de Paul Smith. Siempre tuvo muy claro que quería ir en sintonía con la temática de la boda, y de esta forma tener un punto original.
El vestido de la novia fue diseñado por Marcela Mansergas, quien cogió al vuelo las referencias de María a la perfección: vestido es de inspiración boho con recuerdos vintage, que lo impregnaba de romanticismo. Fue confeccionado con tejido georgette que le daba cierta transparencia y una caída muy natural, y le puso encajes de cintas recuperados de un juego de sábanas del S.XIX. ¿Qué os parece? Además, llevaba botones vintage de los años 30 de madre perla engarzados sobre una base de metal dorada, encontrados en una clásica mercería madrileña.
Los zapatos de Franjul también fueron diseñados para la ocasión siguiendo con el estilo años 20, mezclando colores ocres y dorados en piel de pitón y ante, decorados con elementos art decó que conjuntaban con las joyas vintage que llevaba María que era de su abuela y de su tía. Al look nupcial añadió un pequeño bouquet que mezclaba flores frescas como Astilbe y Craspedia con flores secas como Matricaria y Mini Crisantemo, atado con encaje antiguo.
Las alianzas, fue algo que también se diseñó para la ocasión. "Personalmente las alianzas tradicionales no me gustan nada, y sabía que nunca me la pondría, por lo que decidí encargar una alianza que fuera más conmigo. Para ello contamos con la diseñadora Sara Lasry que creó un precioso anillo en oro amarillo con una perla y un diamante negro, una alianza totalmente atípica pero que tiene un encanto más que especial", nos explica María.
Para el peinado y maquillaje de novia confió en Maria de Bajobé, que al igual que el resto supo impregnarme de ese estilo vintage tan buscado. Un servicio totalmente magnífico, María es un amor.
Las damitas de honor fueron vestidas de Coquito Berlin, una diseñadora argentina llamada Guillermina Ackerman. Todos los vestidos que trabaja están hechos y bordados a mano, con nido de abeja y aire vintage que recuerda a los de nuestra infancia.
"Como el mundo photocall es algo que no va mucho con nosotros y no era muy acorde al estilo de la boda, decidimos colocar por el espacio distintos marcos antiguos de madera sin cuadro, y unas cuantas fuji instax y la verdad es que fue la sensación entre invitados, todos sacaron lo mejor de cada uno, y los disfrutaron al máximo y así nosotros pudimos tener fotos con cada uno de ellos, sin tener que hacer la típica ronda. Ahora disponemos de más de 50 fotos de lo más genial", explica la novia.
¿Qué os ha parecido esta boda vintage?