Noviembre 2011. Chica (yo) acude con su chico a una feria de novias. Chica ya tiene su vestido de novia elegido y reservado pero aún así, y por aquello de que quizás encontremos tu traje y que la organización corre a cargo de una amiga se quedan a ver el desfile. Chica está tranquila porque ninguno de los modelos que saldrán a pasarela son de la firma de su vestido pero está nerviosa por si sale alguno similar y chico exclama que no le gusta. O le nota en la cara que es parecido.
¿En situación ya? Pues empecemos.
Pues así estaba yo hace 3 años, viendo tranquilamente un desfile entre la multitud y contenta porque no veía ningún vestido parecido al mío ni ninguno que me llamara la atención y de repente, salió una nueva modelo a la pasarela. Y mi señor novio se puso a hacer fotos.
-¿Qué fotografías?- Le pregunté.
-El vestido. Es el vestido de novia más molón del mundo.
Ya lo decía mi abuela, que si no quieres escuchar la respuesta no preguntes. ¿Ese vestido es molón? Mis ojos y mi mente veían un vestido más corte sirena que princesa con una falda más que llena de volantes (que yo tendré un aire del sur pero aquí el que me ha dado el Sí Quiero ve un traje de faralaes y pierde el sentido) y una parte de arriba transparente totalmente con un poco de encaje colocado de manera estratégica. En persona la transparencia se aprecia mucho, mucho más que en la foto y, algunas de las novias que estaban a mi alrededor y yo estábamos ya comentando en voz baja que ese vestido era, sí o sí, para novias con tetas de silicona. ¿Por qué? Porque viendo el porcentaje de transparencia del vestido y la colocación del encaje en cuanto camines un poco rápido o levantes un brazo de una manera no estudiada si tus tetas son 100% naturales se moverían y a tomar vientos la colocación del encaje. Y los pezones, si los hay que enseñar el día de tu boda, mejor que no sea hasta la noche y en la habitación. Que sí, que podrías seguir el testigo de Norma Duval y ponerte unas pezoneras estilo años 80 pero creo que pasamos. Vamos, que ir con balcones a la calle no sería nada llamativo al lado de llevar este vestido. Y cuando el vestido no podía sorprendernos más, la modelo se dio la vuelta.
¡¡¡Toma!!! Transparencias por delante y espalda al aire libre hasta ese punto donde pierde su nombre por detrás! El de al lado me pregunta qué si no me gusta. ¿Es feo el vestido? No, es espectacular. Ideal y perfecto para una alfombra roja pero quizás no lo termino de ver para una novia (ya me había empezado a salir en este punto la vena no moderna de la que os hablaba el otro día). ¡Madremía! pero si con esa espalda yo creo que me siento y enseño las bragas (o lo que quiera que sea que lleve el día de mi boda!) como lo hacía en la más tierna adolescencia con aquellos pantalones de tiro bajo que tanto horrorizaban a nuestros mayores y profesores y gustaban a nuestros compañeros de clase. Kike seguía empeñado en que aquel era el vestido de novia más molón del mundo y para atestiguarlo hasta colgó las fotos en su Facebook. Cierto es que luego intento convencerme de que sea cual fuera mi vestido sería más molón porque “éste es el vestido más molón de novia hasta que tú te pongas el tuyo”. Por el camino, entre este y el mío se cruzo la falda de un vestido de novia de una de las chicas del foro rosa y yo estaba mucho más contenta, porque aunque aquella falda que había descubierto un día fisgando mi pantalla del ordenador continuaba siendo de volantes y olé, era mucho, mucho más recatado y mucho más parecido a lo que yo había elegido.
El vestido molón dio para muchas conversaciones. ¿De verdad te gustaría que yo apareciera el día de nuestra boda con un vestido así? ¿Qué pensarían tus amigos? ¡Tú madre me odiaría! ¡Mi abuela se me muere de un infarto!. Y es que chicas, no soy yo una chapada a la antigua de cuellos cisnes y faldas largas sino todo lo contrario, me paso los veranos luciendo escote (y parte del resto del año… de ahí la cantidad de resfriados que cojo!) y lleno mis piernas de color con minifaldas vaqueras y medias fucsia a mis 30 años… Soy la primera que dice eso de “lo que se vayan a comer los gusanos, que lo disfruten los humanos” pero anda que no hay días en la vida para que lo disfruten como para que lo tengan que hacer el día de tu boda… Ese día ya está todo el pescado vendido así que mejor que sólo lo disfruté el afortunado al que le vas a decir Sí, Quiero.
Y tú cariño, sé que 3 años después sigues pensando que es el vestido más molón del mundo, más que nada porque he entrado a tu Facebook a robarte las fotos y allí seguían, pero tranquilo, puedo prometer y prometo, que si algún día piso una alfombra roja (y adelgazo, y me hago unos retoques, y me olvido de que tengo abuela y pienso aquello de “que guapa soy, que tipo tengo!) yo me pongo ese vestido.
Nota: Meses después pude ver a una novia que eligió este vestido y con un forro adecuado lucía espectacular y con la tranquilidad de no enseñar nada ¡olé por ella! Los vestidos de novia son como las opiniones, los hay para todos los gustos! Y sí, en un blog de bodas acabas de leer un post sobre un vestido en el que no se cita la firma ni el modelo… pero es que no lo recuerdo! Soy un desastre, lo sé.