Siempre digo que si algo no sale perfecto en una boda es porque va a salir mejor y lo digo convencida, porque siempre he sido yo de evitar las perfecciones y de pensar que las imperfecciones son lo que hacen la “perfección” si es que existe.Y sí, convencidísima de esto que estoy pero reconozco que si aquella tarde de jueves de aquel 6 de Septiembre me viene alguien y me dice eso ¡¡¡me lo como!!! Literalmente. Os lo aseguro. Vayamos al dramón.
Era 6 de Septiembre (os recuerdo que me casé el 8 de Septiembre) había trabajado hasta el día anterior por lo que era el primer día dedicada en cuerpo y alma a lo que quedaba de la boda. El viernes llegaba mi familia y yo esperaba que fuera un día de relax (Ja, podéis leer aquí como fue) por lo que este jueves era el día de cerrar todo y atarlo todo. En eso andaba (mos) cuando después de comer sonó el teléfono fijo de casa. Uys esta es mi madre seguro!! Uys no que no conozco el número! Al otro lado estaba la chica encargada de hacerme mi ramo de novia, las flores habían llegado y me pedía que bajara a verlas. Le dije que en 2 minutos estaba allí (ventajas de tener la floristería a mano), le dije a mi chico que me parecía raro que me llamara y que su voz me pareció extraña y me fui sin móvil, sin llaves, sin bolso, sin ná… Total, sólo iba a ver las flores.
Tengo que aclarar que yo tenía muy claro que mi ramo sería de hortensias. No hay flor más asturiana. En cada caleya, en cada prau, en cada casa… en casa de mi abuela. Cada pueblo asturiano tiene mil rincones llenos de hortensias, cada casa se llena de jarrones en su temporada y siempre hay hortensias secas en algún rincón. Incluso My Little Pleaschhures nos habla de ellas en su maravilloso post “Si vuelves a LLanes”. Quería un ramo formado por varias hortensias pero que a la vista fuera una sola. Fui a encargarlo un 14 de Febrero, si, debo ser la única que no se da cuenta de que es el Día de San Valentín, última hora de la tarde y que la floristería está llena de hombres comprando rosas. Me aguanté toda la cola y me dispuse a reservar mi ramo. Tenía claro lo que quería y que sería en esa floristería ya que es del barrio, mis padres la conocían de toda la vida y hace cosas preciosas. Fue uno de los dos proveedores de mi boda que elegí sin buscar más opciones.Total, que me espero la cola y empezamos la reserva. Perfecto no hay problema. Me dibuja el ramo, me comenta que cierra todo el mes de Agosto por vacaciones pero que como mi boda es el 8 de Septiembre no hay problema, me habla de las flores de Holanda y me dice que parece un ramo sencillo pero complicado y que la flor es cara. ¿Cuánto? Unos 160-180euros el ramo, 200 máxima. ¡Perfecto! Habrá quién piense que es una exageración de precio y puede pero yo tenía tan claro que ese era mi ramo que me daba igual. Quería una hortensia formada por varias fucsia o morado.
¡Habemus ramo! pensé al salir aquel 14 de Febrero y me despreocupe del tema hasta finales de Julio. Una visita para confirmar que no había cambiado de idea respecto al ramo y un ¡nos vemos en Septiembre!
Volvamos al 6 de Septiembre.Llego a la floristería y mis sospechas se hacen realidad. Algo pasa. Me dice que han llegado las flores pero que hay un pequeño problema. Me las enseño y pienso ¡¡¡¡¡¿pequeño?!!!!!! Y exclamo ¡¡¡¡¡si estas hortensias son azul eléctrico!!!!!! AZUL!!!!!! Me dice que salgamos a la calle que con la luz natural cambia el tono y tiene razón, se ven aún más azules. Y allí estoy yo, en mi barrio entre vecinas que pasan y saludan y con mi cara de “estonomepuedeestarpasandoami” escuchando como la chica me dice que me regala todas las hortensias azules que le han llegado para que las ponga por la ceremonia y quede acorde. Acorde sí. Acorde sino fuera porque toda mi boda va en fucsia-morado-negro y porque odio el azul. Lo odio con todas mis fuerzas. Manías que tiene una. Ella me habla y no la escucho. Le digo un “voy a hablar con mi madre” y me voy.
Creo que nunca llegué tan rápido a casa de mi madre. Iba alucinando, aguantando las ganas de llorar y pensando qué narices hacemos ahora. No me preguntéis porqué fui a casa de mi madre pero fue mi reacción, imagino que busqué protección, una solución o vetetúasaberqué pero allí estaba sentada en el salón, sin aguantar las ganas de llorar intentando explicarle qué era lo que pasaba. ¡No tengo ramo, mamá no tengo ramo! Las flores son azules!!! No quiero un ramo azul! Y mi madre intentaba calmarme a la vez que buscaba una solución. Le “ordené” que bajara a la floristería y dijera que no quería el ramo, yo no podía ir porque me comía a aquella mujer, la mataría al momento si pudiera. Mi madre decía que no podía ir sin ramo pero terminó bajando. Se trajo consigo el camafeo que ya había dejado yo allí antes y que decoraría el ramo y empezó la “operación novia busca ramo”. Ahora sonrío al recordarlo pero aquella tarde de jueves fue estresante. Por supuesto no hice nada más de la boda, empezaron las llamadas telefónicas a diversas floristerías a ver si existía el milagro y alguna tenía hortensias en el color elegido. Nada. Recuerdo como la floristería del restaurante me decía que era una pena, que si hubieran llegado con tiempo se hubieran podido teñir y no tendría problema. Y una piensa y se da cuenta de qué cómo iban a llegar antes si la floristería que se encargaba de ello cerraba el mes de agosto de vacaciones y Septiembre empezaba de fin de semana???Cómo no me había dado cuenta de esto??? ((CONSEJO A FUTURAS NOVIAS: No encarguéis ningún servicio de vuestra boda a un proveedor que se vaya de vacaciones justo antes o en temporada alta de bodas. Nunca. Jamás de los jamases)))
Y claro, vosotros pensaréis que si os he dicho ya que Asturias está plagadita de hortensias y yo quiero hortensias por qué no se me ha ocurrido cortar una el mismo sábado y listo. Y sí, podía ser una opción pero nuestra querida hortensia asturiana se marchita más rápido que un abrir y cerrar de ojos en cuanto no está en agua. Como en el lugar de la boda había hortensias incluso pensé en ir cortando varias según se marchitan pero… ¿quería pasarme mi boda pendiente del ramo? No. Era importante pero no tanto.
Entre llamada y llamada recuerdo que publiqué un mensaje en FB (siempre he sido yo mucho de contar mis intimidades) y puse un escueto “La novia se acaba de quedar sin ramo” y claro, invitados o no a la boda del año no tardaron en reaccionar. Mensajes, privados, wasaps, llamadas… Tenía a un montón de gente preocupándose porque había pasado y buscando hortensias por toda Asturias. Os aseguro que reconforta mucho saber que de repente, tu gente intenta ayudarte aunque no lo logre. Ahí fue el momento de pensar eso de “con ramo o sin ramo pero qué bien arropada voy a estar” y darme el subidón. Entiéndase por subidón todo lo que puede ser un subidón en esa situación.
Y pasó el jueves y esa misma noche yo decidí que iría sin ramo. No hortensias fucsias, no ramo. Y tan ancha que estaba. El viernes se lo dije a mi madre y de eso nada. No hay novia sin ramo. Que sí mamá, que voy sin ramo no sé lo que haré con las manos pero voy sin ramo. Y paso el viernes sin acordarme del ramo y …..¡¡el día de la boda!! Novia, amiga de la novia y madre que se van para el Palacio de Luces pero….“mamá, que son esas cajas!”-”Ays hija, es que la florista ha hecho dos ramos para que lleves uno” Jummm madre!!! ¿Así que yendo a recoger ramos que no quiero a mis espaldas,no? Mi pobre madre insistía en que a ella le gustaba que llevara ramo así que….¿qué no se hace por una madre? Abrí aquellas cajas poco antes de la hora de la ceremonia. Allí estaba un ramo con las hortensias azules y un ramo en varios tonos con hortensias de la casa de la floristera cortadas esa mañana. Este segundo fue el que llevé… Y sí, se marchito rápido, si lo apoyaba se chafaba pero me dio igual.. Lo único que me preocupo en algún momento fue que iba a hacer entrega a una persona especial de un ramo feo.
¿Era el ramo feo? La verdad que lo miro ahora y no lo ve tan feo. Quizás ni lo vea feo. Pero el día de mi boda, en mi versión de novia, no era el ramo con el que yo había soñado. Y eso era lo que importaba.
Al final, fui una novia que no llevó el ramo de sus sueños pero fui muy feliz ese día.
Eso sí, floristeros del mundo, permitidme que os diga una cosa aunque estoy segura de que muchos ya lo ponéis en práctica: por favor, si algo falla (que puede fallar) y no llega la flor que la novia quería no la llaméis a menos de 48 horas para decirle que es lo que hay. Llamarla pero ofrecerle alguna alternativa, que acuda a la floristería pero pueda visualizar un ramo. Darle opciones. Decirle “no se ha podido hacer esto pero hay esto otro!”.
Estoy segura de que si aquel 6 de Septiembre aquella mujer me enseña un ramo con cualquier tipo de flor pero de alguno de los dos colores que le había dicho yo aceptaba. Segura porque se habría preocupado de buscarme una opción y no le habría cogido tanta manía. Porque sí chicas, una es feliz sin el ramo de su vida pero no puede evitar cogerle manía a esa persona que la llamo el jueves al teléfono fijo de casa.
(y sí, más de una vez vi ese hermoso jarrón de la recepción del Palacio de Luces y pensé en llevármelo así como que no quiere la cosa… !)
Y algún día, en alguna sesión aniversario me quito yo la espinita de no llevar el ramo de mi vida!!!
Y lo veréis!
FOTOGRAFÍAS: Nuria Fernández de Studio Rafer