1. Prepara un Kit de Emergencia
“Se me ha soltado el moño”. “Los zapatos me hacen rozaduras”. “Me muero de sed”. “Se me ha caído todo el maquillaje”. Son frases que podemos soltar el día de nuestra boda, y tenemos que estar preparadas para ponerle una solución rápida y práctica.
En post anteriores os comenté como preparar un Kit de Emergencia, tanto para la novia como para el novio. A mí me resultaron de gran ayuda. Os dejo el enlace: Kit Emergencia
2. Invitados que no esperabas
Así es, puede pasar. Invitados que no te confirmaron la asistencia, o que te dijeron que no por X razón, de repente pueden cambiar de opinión o de planes y presentarse el día de la Boda. Seguro que tu cara de póker es para grabarla. Pero que no cunda el pánico.
Normalmente, en los sitios de celebración están preparados para estas situaciones, y tienen comida de más para servir más cubiertos de los contratados. Así que es cuestión de comunicarlo cuanto antes a la persona encargada o a tu Wedding Planner, para que habiliten los sitios necesarios en una mesa y se les sirva como al resto.
3. Imprevistos con el vestido de novia
Creo que es de lo peor que te puede suceder. Pero tranquilidad. Evita recoger el vestido el mismo día, y si lo recoges o te lo recogen que sea varios días antes. Si puedes pruébatelo allí mismo en la tienda y examínalo con lupa! por si hay algún descosido, alguna manchita o algo no abrocha bien.
Ya en casa guárdalo en una habitación en la que no haya peligros de ningún tipo y ¡prohíbe la entrada! Cuidado al colgar los vestidos en las lámparas, que no se enciendan porque pueden quemarlo o que cojan un tono amarillento. Igual de cuidado con que le de la luz del sol directamente. Y al colgarlo, por favor, que no aguante su peso por sí sólo, dejar caer la cola y todo el peso sobre una silla o mueble, porque del peso ¡se estira la tela!
Si el problema surge una vez puesto el vestido el mismo día de la boda, mantén la calma lo primero. Todo tiene solución. Cremalleras que no suben, alguna manchita, broches que se rompen….todo todo tiene solución pero con calma.
4. Error con el ramo de novia
“¡¡Este no es mi ramo!!”. Aunque nos duele, todos cometemos errores, y el florista también. Puede que se haya equivocado a la hora de enviarte el ramo, se le hayan mezclado las hojas del pedido, etc. Solución: el día de antes llama o pásate por la floristería 5 minutos para confirmar todo lo que les has encargado y que todo está correcto. Aún así, el mismo día de la boda, pide que te envíen una foto al móvil del ramo, por si acaso. Yo lo hice y no me arrepiento. Son 2 minutos de tu tiempo y te aseguras de que todo va bien.
5. Chaparrón
No estaba previsto, ni el hombre del tiempo lo sabía, pero justo ese día te cae un chaparrón considerable. Sé que te entran ganas de llorar, respira hondo e intenta relajarte. Llama a tu Wedding Planner o al responsable y que se encarguen de todo para que se inicien los cambios necesarios y todo salga perfecto.
Pero siempre sé precavida, y cuando contrates a los proveedores pregunta qué pasaría si lloviera el día de tu boda. Piensa con ellos en un plan B por si sucede, y si pasa, ya sabes que las soluciones están previstas.
6. No se localizan las alianzas.
Se han quedado en casa, se les han olvidado a los padres de los pajes, o no recordáis dónde están. Mandar a alguien a casa a por ellos si los tenéis localizados o donde estén. Si por el contrario, no recordáis dónde están, usad las alianzas de vuestros padres, para que al menos el rito se realice. Ya, lo sé, no es lo mismo, pero al menos tendréis unos anillos simbólicamente. Para evitarlo, designa a alguien responsable que se encargue de los anillos, o como hice yo, me los llevé en el coche en el momento de salir, y allí se los entregué a los pajes, por si acaso.
7. ¿Y el fotógrafo?
Lo normal es que os haga las fotos en los preparativos. Si no aparece intenta localizarlo cuanto antes, por si “se le ha olvidado” o se ha puesto enfermo. Si contratas a un profesional no debería pasar, pero asegúrate que todas las situaciones están cubiertas en las cláusulas del contrato. Lo mismo para el videógrafo.
8. Invitados que se pierden
A mí me pasó. Invitados que después de la ceremonia se van al banquete, y se pierden. Aunque adjuntes un mapa o indicaciones en la invitación puede pasar. Una solución es contratar un autobús para llevarles y traerles.
9. Anécdotas para contar
Pequeñas situaciones sin importancia que se quedan para el recuerdo. No vale la pena enfadarse o ponerse triste, intentar ver el lado positivo de las situaciones y saca una sonrisa. Son cositas para recordar como anécdotas. Lo importante es que disfrutéis del mejor día de vuestras vidas y os lo paséis de lujo.
Las que me pasaron a mí: los invitados estaban fuera de la iglesia cuando llegué, y quería que estuvieran todos dentro; el cura regañó a nuestro fotógrafo por colocarme bien la cola durante la misa; los invitados no se enteraron de que la ceremonia había terminado porque el cura no indicó nada, ni “un aplauso para los novios”, ni un “puedes besar a la novia”; mi hermano por poco se rompe la crisma al resbalarse con el arroz y la cuesta de la iglesia; se perdieron varios invitados para ir al banquete, y aunque la mayoría llegó bien, una pareja se volvió a casa…; mi suegro se cargó de una patada la peaso botella de vino que le regalamos y el mantel de la mesa presidencial “chupó” todo el vino; algunos invitados se mangonearon los centro de mesa, jaja; los pomperos que pusimos para el baile…sólo se usaron 3 jaja, el resto “pa la saca”; mi padre desapareció justo cuando lo iba a sacar a bailar con la canción “My girl”, y tuve que bailar con mi hermano……
En fin, nos puede pasar de todo, a algunas más y a otras menos, pero dejarlo todo en anécdotas para que no os chafen la boda. Disfrutar de cada instante y al máximo, que por desgracia se pasa todo demasiado rápido.
Pink Kisses