Una boda especial, llena de detalles y cargada de personalidad no podía no tener detrás una postboda diferente.
A la vuelta de su luna de miel volvieron a vestirse con sus mejores galas, cargaron el maletero con todo lo que se les había ocurrido, montaron a su perra en el coche y salieron hacía el lugar escogido para realizar la sesión acompañados de Utopia Video y Tamara Hevia.
Una fábrica abandonada, una cala cercana, una tarde de Otoño, un cojín de plumas y unos cuantos botes de pintura fueron los complementos elegidos. Todo aderezado con el amor que tienen y con esas ganas de pasarlo bien que llevan de serie.
El blanco del vestido de Patricia se fue llenando de color y el chaqué de Miguel se convirtió en el chaqué más alegre. Allí, entre aquellas paredes abandonadas cargadas de historias ellos dibujaban otro capítulo en la suya. Un historia de risas, complicidad, besos, amor y diversión. Mucha diversión.
Unos minutos de batalla de pintura (y yo ahora me muero por hacer una) donde todo vale y su outfit nupcial había cambiado. ¡Qué necesario es llenarlo todo de color!
Pero aquello no había hecho más que comenzar y Patricia y Miguel echaron el resto en una guerra de almohadas de plumas. ¿Quién no es fan de las guerras de almohadas? ¿Quién no querría hacer algo parecido?
Y cuando el sol comenzaba a marcharse, cuando la tarde iba tocando a su fin, ellos decidieron darse un baño en la playa, llenarse de agua salada y jugar con las olas del Cantábrico.
El mundo aquel día se paró allí.
Justo en ese momento en el que el amor de cuatro patas se cruzaba delante de la cámara creando una foto de esas perfectas que si la intentas planear, no sale.
¿Te han gustado las fotos? Pues enciende el sonido, dale al Play y disfruta!
Y vosotras, ¿os atrevéis con un trashthedress?
Yo sólo puedo decir,
¡larga vida a las parejas que se atreven!
¡larga vida a las parejas que son únicas!
FOTOGRAFÍAS: TAMARA HEVIA
VÍDEO: UTOPIA VIDEO