Yo te propongo un gesto que viene de otro lado del charco pisando fuerte, y que es muy del rollo de las malanovias que nos leen: ¡¡Tira tu vestido por la ventana!! (Más o menos es esa la traducción). Lo que viene a decir esta expresión tan cool y tan english es que te aventures, una vez ha pasado tu boda, a hacerte una sesión de fotos donde tu vestido sufra, y mucho, sin todo el cuidado y todas las preocupaciones que has andado teniendo con él durante meses.
Las opciones son muchas, dependiendo de tu personalidad, y lo locos que estéis: desde las más light y menos arriesgadas (que están mucho más extendidas) como por ejemplo hacer una sesión en la que os metáis en la playa, en un arenal, o un campo de trigo:
Fotografía de Loren Photography
Pasando por tunearlo de algún modo cortando el vestido, poniéndose unas botas de montar a caballo y dando rienda suelta a sus aficiones (la hípica es sólo un ejemplo, puedes cortarlo y montarte en tu vespa, o en el tractor de tu padre, qué sé yo…)
Hasta aquellas sesiones fotográficas chungas y arriesgadas (que yo aún no he tenido el placer de hacer) en las que las novias se tiran pintura encima, juegan una partida de paintball, lo llenan de grasa en un taller mecánico, o directamente le prenden fuego a su cola.
Haz lo que quieras con tu vestido, vuelve a disfrutarlo las veces que te dé la gana. ¡¡¡Salta, corre, ensúciate!!! ¿Te atreves?
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