A mí ya desde pequeña me chiflaban las bodas, me gustaba que me pusieran monísima con esos vestidos rosas de nido de abeja y lazos en el pelo, encontrarme con mis primos y, sobre todo, recuerdo correr, entre risas, como una loca jugando a quién sabe qué. Ahora puedo imaginar la cara de horror de mis padres, de los camareros y el resto de los comensales. ¿Te imaginas una escena de niños correteando por tu boda mientras los camareros hacen lo posible por esquivarlos?
Cuando estamos elaborando la lista de los invitados a nuestra boda debemos pensar si las parejas que nos gustaría que nos acompañaran en nuestro gran día tienen niños, y si queremos que también asistan a la boda, o no. Ésta es una importante decisión que condicionará una buena parte de los preparativos de vuestra boda. Así que es imprescindible que os preguntéis niños en las bodas ¿sí o no?
Si la respuesta es no, debéis hacerlo saber a vuestros invitados, con una lacónica nota en la invitación será suficiente. Así los papás y mamás sabrán que tienen que buscar canguro para ese día y que van a disfrutar de una fiesta sólo para adultos, que seguro que también les apetece mucho.
Si por el contrario os apetece celebrar vuestro gran día también con los más pequeños, tened en cuenta que habrá que organizar una fiesta paralela para los niños, empezando por su propio menú, una zona separada de la vista de los adultos para degustarlo y buen número de actividades para tenerlos felices y entretenidos mientas los mayores se divierten por su lado. Una buena idea es contratar a una empresa especializada en animación infantil para que se encarguen de todo: cuenta cuentos, taller de teatro, manualidades, disfraces, tipis, mesa de chuches, pinta caras, gynkanas, fiestas temáticas… hay una gran variedad.
Me he encontrado con algunas parejas que deciden contraer matrimonio cuando ya tienen hijos, y es tal su obsesión por incluirlos en la celebración que acaban convirtiendo su boda en una fiesta infantil. Por favor, tened cuidado con esto: una boda no es una fiesta infantil, o no debería serlo.
Pensad siempre en que todos los invitados de vuestra boda tienen que disfrutar: los adultos sin niños molestos, los papás sin tener que preocuparse de tener a los niños amordazados para que no incordien a los demás invitados y los niños, porque son niños, que rían, salten, corran, alboroten, se manchen… con otros niños.
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¡Hasta pronto!
Ana
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