Lo que no está tan claro es si la novia debe/puede ver el traje del novio. Y es que, sin tradición de mala suerte por el medio todo es más difícil. Aquí es ya una opción de gustos. De gustos y de apetecer. Y de querer.
Yo fui una novia de las de ver el traje del novio. Y casi, casi elegirlo porque tuvimos la suerte y ambos nos giramos a por el mismo, pero esto os lo cuento otro día. Mi novio fue un novio de los que les da igual enseñarme su traje. Su madre no estaba muy por la labor pero esto, como todo en las bodas, es cosas de dos: el novio y la novia.
¿Debe una novia ver el traje del novio? Claramente, la decisión la tiene el novio. Esta decisión es de él. Él debe ser el que te diga que si quiere que veas su traje, si quiere contar contigo para su elección. Claramente, habrá novias que sean (seamos) muy pesadas con el tema de saber como va vestido su chico… Emplearan (empleamos aunque no fueron necesarias tantas como pensábamos) técnicas de convicción para lograr ver el traje antes del día señalado… Y el novio, que a menudo suele darle menos importancia a estas cosas que nosotras, acabará accediendo. Seguro.
También están las novias que tienen claro que ellas no quieren saber cómo irá su chico. ¡Os admiro chicas! Por lo que durante todos los preparativos tendrán fe ciega y se sorprenderán el día de la boda al verlo.
¿Si ves el traje del novio no te sorprenderás al verlo? Puedo asegurar, por mi propia experiencia que te sorprenderás. Que por mucho que hayas visto el traje de tu chico una, dos o 300 veces cuando llega el día de la boda es diferente. ¿Por qué? Porque sí. Porque a pesar de que dicen que ese día las novias brillamos ellos también lo hacen. Los novios también desprenden luz, también están mágicos, también son príncipes aunque no tengan medallas colgadas. Es cierto, una vez que aparece la novia le roba el protagonismo a la magia del novio… pero recuerda, tú eres la novia, tú ya te habrás deslumbrado a ti misma por lo que en el momento en el que tú estés deslumbrando a todos tus invitados él te estará deslumbrando a ti. Y sólo a ti.
No es lo mismo ver a tu chico probándose un traje en una tienda, rodeado de trajes y más trajes, de chalecos, con una dependienta que no puede evitar meterse en toda y cada una de vuestras conversaciones, con unos calcetines blancos porque no se dio cuenta él de que había que probarse zapatos, con unas cuántas etiquetas colgando… No es lo mismo. No es lo mismo eso a verlo perfecto, impecable, con su traje, mirándote emocionado o haciendo esfuerzos para no llorar (que manía tienen los chicos con evitarlo!), fijarte en él mientras él se fija en ti, verlo mientras el resto del mundo desaparece… No es lo mismo.
¿Fuiste una novia de las que vimos el traje antes del gran día?
¿Elegiste sorprenderte desde cero y mantener la intriga?
FOTO: Nuria Fernández de Rafer Fotógrafos