Era Febrero del 2012. Yo trabajaba los fines de semana y un sábado mi chico llegó a buscarme y me dijo “mira lo que he estado haciendo” y me enseñó una foto de él vestido de novio. ¿Cómo? ¿Pero qué has hecho? ¿No habrás comprado,no?¿Qué yo tengo que verte? -No, no he comprado, sólo que estaba en casa de mis padres y le he dicho a mi madre que fuéramos a mirar y oye, que conocen al dueño de esta tienda y que me deja todo por 550 euros. ¿No está mal,no?
Y no, no estaba nada mal. Que estaba vestido de los pies a la cabeza… pero el chaleco era granate… granate… Y yo, para los que no lo sepáis, no siento mucha devoción por los rojos y los granates. A estas alturas de la conversación, mi compañera de trabajo ya se había metido en la misma al ritmo de “y tú qué haces opinando? que eres la novia y aquí ni pinchas ni cortas” Vamos, soy la novia y vamos que si pincho y corto. Con buena habías ido a parar que diría mi abuela.
El trayecto a casa fue monotemático, “¿no te vas a poner un chaleco de color,no? Yo te imaginaba vestido entero en tonos grises. La gama de grises es más elegante. Es que si metes un toque de color hay que combinarlo con mi ramo de novia y claro, mi ramo de novia va a ser fucsia.. ¿vas a llevar algo fucsia?” Y el tema siguió días y días. Y mi pobre chico no volvió a tener ganas de ir a ninguna otra tienda a mirar más trajes de novio. Escaparates muchos pero aquello de entrar y probarse no. Y yo seguía con mi campaña pro grises. Y mi campaña secreta/friky/imposible/voyaserlanoviamásmolonaytúlovasaver…. pero esta campaña no salió bien pero yo me reí mucho. Y mi marido también.
¿Cual fue esa campaña? Agarraros que vienen curvas. Y todo tiene una explicación.
Mi marido es muy futbolero. Mucho, mucho, mucho. Tanto que como dijo ayer en Twitter Guardian_El, a mi marido no le importaría que sonara el himno de la Champions en su entrada a la Iglesia. Y todo lo futbolero que es lo es del A. C Milán. El por qué es de un equipo italiano no lo preguntéis porque es una historia muy larga pero ya os digo que parentesco o raíces con Italia las mismas que las que ordena y manda, vamos que ninguna. Total.. que una recuerda que no hace mucho él me había enseñado un traje de vestir precioso (y caro, caro, caro) que Dolce&Gabbana había hecho para el A.C Milán…
…y llevaba la corbata granate… Y entonces pensé que su amor por lo granate venía de ahí.. Y oye, si uno es futbolero es futbolero y hay que respetarlo pero claro… hasta ciertos límites. El granate de aquel chaleco de la foto no tenía nada que ver con el de la corbata que lucían los jugadores del equipo.
Y pensaréis, ¿se te ocurrió comprarle el traje de Dolce&Gabbana? No, no… en otras cosas no pero en este asunto yo tenía los pies en el suelo. El presupuesto no llegaba. Vamos, que ni lo pedí. Vamos, que ni sé si el trajecito de marras se vendía porque no se me ocurrió eso. No… A mi lo que se me ocurrió fue entrar en la web del A.C Milán y buscar un formulario de contacto. Cosa que no encontré… pero encontré un montón de correos electrónicos… Y allí me puse a escribir como una loca. A todos los departamentos. Sin control. Alguien me contestará decía yo. Y de italiano ni papa así que yo escribía en español… que oye, un equipo que lo ha ganado todo tendrá a alguien que sabe idiomas. Y allí estaba haciendo spam del bueno pidiendo un traje oficial del equipo para que mi marido se casara con él…
Me metí en twitter… Busque las cuentas de los jugadores… Aún recuerdo las noches preguntándole a mi marido como si tal cosa el nombre de aquel jugador o de aquel otro… O mis “dime los nombres de tres jugadores que sean así como de tu altura”…. porque si… Al equipo le pedía un traje… pero es que a los jugadores les pedía su traje. Habéis leído bien… su traje. Yo veía aquella foto de Zambrotta, con su nariz imperfecta y veía a mi marido el 8 de Septiembre. Que no se parecen oye, pero cosa mía y cosa de narices.
Sí, llamarme friky…. Intenté durante 30 días que el A.C Milán o alguno de sus jugadores me regalara un traje de Dolce&Gabbana. Era díficil, era casi imposible… pero había que intentarlo…. porque si lo llego a conseguir mi marido estaría alucinando toda su vida. Y ahora escribo esto y pienso que no lo intenté demasiado… que esto me pilla en estos tiempos y me planto en Hay una cosa que te quiero decir pidiendo el traje a los mismísimos diseñadores… Y esta frikada por amor es menos frikada. Y se ve hasta bonita.
Así que, 30 días después, aborté la misión y se la confesé a mi marido. “Cariño, tenemos que irnos de compras porque estos del Milán son unos sosos y no me han contestado”. Mi futuro marido se escojonaba en mi cara. Literalmente. Se escojonaba y me preguntaba si de verdad en algún momento había creído que aquello era factible. ¡Pues claro! ¿No regalan los jugadores las camisetas al finalizar el partido? ¿Por qué no iban a regalarme un traje? Después me confesó que si le llego a conseguir un traje de su equipo él lo hubiera guardado y se hubiera comprado otro, que a ver si se le iba a estropear!!!
Y con las risas de la “operación traje del Milán” en nuestras cabezas un día que estábamos en Oviedo entramos en Caramelo a ver que había. Y vimos un traje que nos gustó a los dos. Uno de novio y no novio. Nada de brillos, reutilizable para futuras bodas y original…. Tiempo después mi futuro marido fue a Caramelo en Gijón con su madre a mirar trajes. “He tenido un flechazo me dijo al salir. Me ha gustado mucho uno pero no sé si es el que vimos en Oviedo, no me acuerdo muy bien.” A los pocos días, futuro marido, futura mujer y futuras suegras se fueron de excursión a Caramelo a ver ese traje que había provocado un flechazo en el novio…. Y sonrisa máxima. Sonrisa enorme al ver que era el mismo que nos lo había provocado en Oviedo. Si un traje te provoca un flechazo dos veces… está claro… es tu traje de novio.
Habemus traje, habemus camisa y por obra y gracia de los diseñadores de Caramelo en la tienda solo hay chalecos en tonalidades grises….. ohhh!!! señales cariño, son señales!! Chaleco gris claro… Y nos vamos con los complementos…! Cinturón de piel.
…Zapatos. Otro flechazo. Esta vez de mi señora madre y míos. Unos zapatos sin cordones, sin brillos pero de novio. Diferentes. Y un puntazo de zapatos. Mi suegra apostaba por los clásicos. Yo por los modernos. Y mi madre pasabapalabra por aquello de ser la suegra. Un rato con cada uno en los pies valió para que mi chico decidiera que decía que no también a los brillos en los zapatos. Y sólo nos quedaba la corbata… Yo apostaba por pajarita pero mi chico decía que me la pusiera yo. Con el traje venía incluido un plastrón… Mi suegra apostaba por él. Nos ha salido clásica. A mi volvía a no llamarme. El traje entallado y moderno perdía juventud con ese tipo de corbata… ¡Pruébate esta Kike! Exclamé mientras cogía una del muestrario. Una corbata gris, unos tonos más oscura que el chaleco y estrecha. Perfecta. Aquí, la que se lleva la fama de hortera había sabido combinar. Mi chico se miró en el espejo y sonrió. Sí. Era él de novio. Era un novio moderno y casual. Y al que no tenían que hacerle arreglos porque podía irse a casarse ya… Mi madre exclamó un “hija, tú vas a ir muy guapa pero Kike no se queda atrás…” Mi suegra siguió a lo suyo con un ” a mi me gustaban más los otros zapatos y la otra corbata” Y yo le dije ” lo siento, somos modernos”. Pasa tarjeta y para casa… que ya tenemos al novio vestido! Y nada que envidiar al traje del A.C Milan…
Y si mi Pronovias hizo que no me acordará más de aquel Peiró que me había enamorado meses atrás… Este Caramelo hizo que el 8 de Septiembre no nos acordáramos hasta altas horas de la madrugada y con alguna copa de más de la operación traje del Milán…..
NOTA: si algún directivo, jugador, asesor, o lo quiera Dios que sea del A.C Milan o de Dolce&Gabbana lee esto y decide regalarnos un traje… que no se corte por aquello de que ya ha habido bodorrio… que nosotros encantados! Y un post boda para lucirlo se monta en un abrir y cerrar los ojos!