Durante los preparativos de tu boda y una vez que hayas comprado esos zapatos que te enamoraron el alma llegará una de las preguntas del millón. “¿me compró un calzado para después?”. Esta pregunta, como la mayoría relacionadas con el tema bodas, tiene una respuesta muy personal. Como dije en este post, si tú eres de tacones tendrás claros que no necesitarás bajarte de los 10cm para disfrutar de toda la fiesta, ahora, si eres de volver a casa descalza y con ellos en la mano, está claro que tienes que llevar un calzado para después.
La verdad, es que ese día eres la novia, no llevas bolso y tienes un lugar dónde guardar todas las cosas que te apetezcan así que… ¿por qué no asegurar y llevar un calzado más cómodo? Un por sí acaso. Vale, los sábados que se sale de fiesta no ses la opción más cómodas llevar un bolso grande para que entren unas bailarinas y los zapatos de tacón cuando te cambies. Y si eres del Norte y le sumas un paraguas por si llueve ya sabes tú cual es el tamaño estrella de los bolsos en Invierno… pero volvamos y como dijimos antes, eres la novia y ese día no tendrás que cargar con ello así que¡¡¡¡¡¡Sí al segundo calzado aunque luego no te lo pongas!!!!!!!!
Reconozco que acabar bailando descalza a lo María Jímenez no es un mal plan pero no es plan de sufrir pequeños accidentes tontos el día de tu boda del estilo un corte con un cristal, estrellar tus dedos de los pies en una de esas patas traicioneras que tienen la mesa o llevarte algún que otro pisotón sin más protección que tu piel… El segundo calzado es ese amigo al que recurrimos las novias cuando el dolor en la planta del pie comienza a ser insoportable y ¡¡¡aysss amigas!!!! más os vale recurrir a ellos en el momento justo porque en el dolor de pies hay un punto sin retorno. Hay un punto de dolor que llegado a él da igual que te pongas los mejores playeros con cámara de aire del momento o que andes sobre nubes de algodón, has llegado al punto de “voy caminando en plano y parezco Chiquito de la Calzada” porque ese dolor ya ha decidido que no se va hasta que no te vayas a la cama…. O hasta que te tomes alguna que otra copa más, opción valorable también.
El segundo calzado puede ser un calzado más, algún par cómodo que tengamos por casa o alguna adquisición nueva (excusa para salir de compras?Noooo, que va…!). Podemos no darle más importancia que la comodidad o buscar algo que nos guste mucho, mucho. Algún calzado personalizado y diseñado para el día de nuestra boda o una opción más “ponible” para después por aquello de amortizar algún que otro gasto… Puedes aprovechar el segundo calzado para seguir la línea argumental en tu boda, para continuar con el estilo de look que has elegido o hacer un guiño a uno de tus hobbys favoritos…. O puedes pasar de todo y llevarte lo primero que encuentres!!! Lo primero que encuentres pero que sea cómodo por favor, esa es la mayor finalidad del segundo calzado: la comodidad. Si de segundo calzado te llevas unas bailarinas de plasticuchu, unos zapatos que te quedan justos, algo muy de goma que te hace rozaduras…. En vez de descanso lo que tus pies encontrarán al ponérselos será un suplicio. En esto yo no dudo y puestos a elegir entre un segundo calzado cómodo y uno bonito, me quedo con el cómodo. Eso sí, la mejor combinación ya la sabéis… calzado cómodo y bonito! Y barato!
Llegados a este punto…. ¿segundo calzado para la novia si o no? Mi respuesta está clara: sí. Siempre. En cambio, si la pregunta es, ¿debe ponerse la novia un segundo calzado? Pues no, depende, quizás, tal vez… Y ésta es una de esas preguntas que no tienen respuesta hasta el momento justo porque tú puedes ir a tu boda convencida de (entre otras cosas) que no necesitarás recurrir a ese calzado más cómodo y de repente encontrarte suplicando a alguien que te los vaya a buscar o puede ser que estés convencida de que los tacones son para poco tiempo y te sorprendas a ti misma a las 5 de la mañana retirándote de la pista de baile con ellos puestos….
Y tú, ¿eres novia de segundo calzado?