Hace tiempo que quería disfrutar de una mañana de invierno viendo cómo las gotas del rocío se condensan en las ramas de los árboles, perdiéndose entre el frondoso césped verde. El despertador sonó temprano, pude observar cómo las primeras luces de la mañana se colaban por mi ventana. Cogí mi taza de peltre favorita, un termo lleno de café, una manta y decidí pasar mi especial mañana en el bosque, rodeada de frescura, de un sitio natural que me hacía sentir libre de preocupaciones y que me permitió detener el tiempo por unas horas. La luz se asomaba tímidamente entre los árboles y me ayuda a olvidarme del ligero escalofrío que me estremecía. Vi pasar a algún deportista, oí el canto de los pájaros. Disfruté de unas vistas y un silencio que recordaré por mucho tiempo.
Es una experiencia que recomiendo hacer algún día, sola o acompañada, a mí me acompañó mi amiga Ana, la que estoy completamente agradecida por dejarse fotografiar, no solo esta vez, sino siempre. Espero que guste mi forma peculiar de transmitir mis fiestas bonitas por las mañanas. Feliz semana.
Recuerda llevar un buen libro, una libreta para tomar tus notas y pensamientos más puros, unas botas de lluvia que te aíslen del frío y de la humedad, una manta calentita, bufanda y guantes. Olvídate de la brújula y piérdete en el bosque y experimenta cómo es sentirte libre en un entorno natural.
¿Os gusta el plan?