Antes de entrar en materia quiero aconsejarte calma y paciencia. No te lo tomes como un trámite pero tampoco como un dolor de cabeza. Piensa en ello como algo diferente y divertido. Al fin y al cabo lo harás una sola vez en la vida y no solo aprenderás de flores si no que es una oportunidad de conocerte a ti misma.
Estas son las claves sobre las que trabajo con todas mis novias:
Debes elegir el ramo una vez tengas el vestido, nunca antes. El ramo, como los zapatos, las joyas o el tocado, es un complemento del vestido, quizá el más importante para una novia, y por eso no debes elegir ramo antes del vestido (o sin tenerlo plenamente en cuenta) es como empezar la casa por el tejado. No hay nada peor para el look de una boda que un ramo que se lleve mal con un vestido de novia o que no guarde la armonía.
Lo fundamental es que debe ser TU ramo: el que te define en ese día, que explique cosas de ti… y debe relacionarse contigo con naturalidad. La clave es tu personalidad ¿Qué te gusta?, pero sobre todo ¿cómo eres? Seria, loca, romántica, divertida, atrevida… Un ramo inadecuado es, por ejemplo, el que te da la apariencia de que vas disfrazada o de que llevándolo no eres tú misma.
El ramo es el paradigma del look general de la boda. Tu boda debe ser la que tú quieras: campestre, playera, boho, chic…, pero una vez elegido el estilo, debes asegurarte de seguir una coherencia (no confundir con uniformidad) entre todos los elementos y en especial el ramo, que debería resumir el estilo de la boda. Y, sobre todo, si llevas tocado con flor por supuesto debe haber similitudes entre éste y el ramo.
El color del ramo es de las decisiones más importantes que debes tomar. Hoy en día se pueden hacer verdaderas maravillas de ramos. No te conformes con lo clásico. También es cierto que ramos monocolor pueden ser muy rompedores… Por supuesto, la elección de colores va ligada a tu personalidad, y por eso si eres una novia extrovertida, alegre y divertida seguramente te decantarás por colores vibrantes.
La forma del ramo (ramillete, redondo, cascada, bouquet, domo, asimétrico, de tallo largo..) es una de las primeras cosas que debes tener en cuenta, aunque también por tu altura, el vestido, etc. descartará algunas de las opciones. Relacionado con la forma es cómo lo coges. Cada forma lleva asociada una manera de coger el ramo. Obviamente llevar un ramo de cualquier manera lo desluce por completo. Los bouquets, por ejemplo, se llevan a la altura de la cadera.
El tamaño sí que importa. Tu complexión y estatura debe cuadrar completamente con el ramo, es decir, éste debe ser proporcionado. Ramos sencillos pueden verse minúsculos en manos de novias grandes, y, en cambio, ramos barrocos, en cascada, etc. se verán demasiado voluminosos en novias pequeñas. En todos los casos, la misión del ramo es estilizar, nunca al contrario. Y no olvides la comodidad: puede ser un suplicio arrastrar un ramo demasiado grande toda la boda. Si quieres algo cómodo opta por un ramillete.
Rosas, crasas, peonías, flor silvestre, hortensias, flor tropical… Los tipos de flores también son muy importantes. Hay ramos formados prácticamente por una sola flor y otros en los que se combinan varios tipos. Según la combinación el ramo desprenderá un carácter u otro y se asociará al estilo de boda que has definido o no.
En resumen, Keep Calm y confía en un profesional para disfrutar de la aventura de escoger el ramo de novia perfecto.
Texto Oh Fleurs! | Fotografías 1, 2, 3, 4
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