Juan y Alejandro habían planeado una preciosa ceremonia en un jardín, pero si te casas a finales de invierno en Galicia, justo cuando la primavera comienza a asomar, por lógica tienes un plan B. Pasa muy pocas veces que el plan B se caiga y es fácil dejarse arrastrar por el drama del momento:
Recuerdo que ese día, mientras montaba, pensaba en lo bonito que hubiese quedado todo en el jardín… en la tupida ‘alfombra’ verde bajo los pétalos y aquella pérgola de bugambilia enmarcando la ceremonia… También recuerdo como al verlos aparecer supe la respuesta, ¿que pasa cuando el plan B del día de tu boda también falla? Pues que uno se da cuenta de las cosas realmente importantes. Sus sonrisas, sus miradas, sus nervios… nervios de esos que hacen que sientas mariposillas en el estómago, lo inundaron todo. Hicieron que todo se viera más bonito, lograron que parase de llover momentáneamente y que nada más importase. Para toda la papelería y decoración Juan y Alejandro optaron por una linea sobria y cuidada con pequeños ‘toques de luz’ . Una boda en blanco, negro y amarillo como colores principales. No importa que llueva, la boda de Juan y Alejandro. Porque al final siempre es cierto: no importa que llueva (literal y figuradamente) si estoy cerca de ti.
LUGAR DE CELEBRACIÓN: RESTAURANTE LOS ROBLES
FOTÓGRAFÍA: FOTO SONIA
DISEÑO Y DECORACIÓN: THE GODMOTHER
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