Para empezar este post tengo que decir que muero de amor con esta boda. Muero de amor con Elena y Rubén, a los cuales adoro literalmente, a ellos y a toda su familia, que durante los 3 días que pasamos en Barco de Ávila nos hicieron sentir como uno más de su familia, gracias, gracias y mil veces gracias!!!!
Esta boda era todo un reto, y es lo que tienen los retos, que hacen que te enamores mucho más del trabajo a realizar. Lo único que teníamos para esta boda eran 4 paredes en un enclave realmente impresionante. Un castillo que es una verdadera preciosidad, El Castillo de Valdecorneja, en Barco de Ávila. Y la verdad que rodeadas de los profesionales que nos acompañan normalmente en todas nuestras bodas, no voy a decir que fuera fácil, pero sí divertido y sobre todo con la seguridad de que todo saldría perfecto y sin ningún problema.
Un año antes de la boda contactaron con nosotras Elena y Rubén, y desde el primer día hubo flechazo y es que ese flechazo fue muto. Dentro de ser una persona muy pero que muy exigente y saber perfectamente lo que quiere, trabajar con Elena fue un auténtico placer, y es que cuando nos dejan hacer, todo fluye y queda inmensamente mejor.
Todo con ellos fue divertido y es que con ellos he compartido muchas cosas, sesiones prebodas ya que contaron con Santiago Bargueño para sus fotografías, y ahí estabamos fichando todo, también un día maravilloso el día en el que fuimos a conocer el castillo en el que ya empezamos a familiarizarnos con las míticas y famosas “patatas revolconas”, horas y horas de whats app, que tengo que reconocer que todavía continúan, porque si me tengo que quedar con algo de esta boda, es con ellos, con esa amistad que nos ha dejado esta boda, y es que ya lo digo una y mil veces, agradecida inmensamente a esta profesión por poner en nuestro camino personas tan maravillosas como Elena y Ruben.
Y todo hay que decir que tengo que agradecerles también inmensamente, el poder compartir esta boda con tod@s vosotr@s ya que ante todo, querían guardar su intimidad, por lo que la elección de las fotos fue toda una “misión imposible”, pero aquí están, gracias chicos!!!!
Preparar el diseño de la boda, en lo que a decoración se refiere, fue sencillo porque dado el espacio teníamos claro el estilo de decoración que teníamos que poner. Y tanto a Elena como a Rubén, desde el primer momento, les encajó el proyecto.
Un año de llamadas, quedadas, whatsapp, un año que la verdad echo de menos, porque cuando te topas en tu vida con personas como ellos, te cuesta un poco despegarte…
Para esta boda nos quisimos rodear de lo mejor de lo mejor, la verdad es que más o menos como siempre, porque por seguridad, siempre suelen acompañarnos los mismos proveedores, sabemos que trabajan como los mejores, que no tendremos ningún problema y que nos responderán siempre. Es complicado pero cuando creas un equipo perfecto, ¿para que cambiarlo?
Como os contaba, la boda se hizo en El Castillo de Valdecorneja, donde no había absolutamente nada, nada de nada. Hubo que instalar una carpa, iluminación, instalar 2 cocinas, una en la parte delantera para el cóctel y otra en la trasera para la cena, sonido, etc… y ponerlo todo muy pero que muy bonito. Y es que cuando haces una boda como esta hay tantas, tantísimas cosas que hay que controlar, como tratar con electricistas que te aseguren que el cuadro de luces dará para todo, y coordinar absolutamente todos los proveedores.
Llegamos el día de antes de la boda por la mañana a Barco de Ávila, instalamos la carpa y el catering empezó a instalar las cocinas y a montar mesas y sillas, un día muy pero que muy duro, pero al que siempre le vimos el lado positivo, conociendo a la perfección esos ricos pinchos del Barco.
El equipo de decoración empezó a trabajar el día de la boda por la mañana, decorando la iglesia, con bojs, hortensias y paniculata en sacos y cajas de madera, así como el pasillo de llegada de la novia desde su casa a la iglesia y la decoración de diferentes rincones en el castillo.
En la zona del cóctel instalamos distintos rincones, un rincón con fotografías de familiares de los novios, rincones en los siempre cae alguna lagrimita que otra, también se instalo un rincón para el libro de firmas, en el que hasta los más pequeños quisieron dejar su garabato y nuestro sillón isabelino con ese paisaje inigualable dio pie a unas fotografías impresionantes.
Todo esto combinado de los córner de jamón, sushi, queso y el showcooking de solomillos con distintas salsas, y una bicicleta antigua con su carrito para servir cervezas. En el cóctel optamos con combinar manteles de color fucsia tanto en los veladores como en las mesas bajas, con unos centros de cubitos de acero con flor.
En la entrada del castillo instalamos un rincón de bienvenida, con damajuanas y una pizarra con los nombres de los novio, acompañado de nuestro ya habitual rincón este año para toallitas de manos. Nada mas entrar al castillo un rincón decorativo con cajas, sacos, escaleras y demás elementos de decoración, dando un toque especial al castillo.
Para la cena instalamos una impresionante carpa transparente de la que suspendimos farolillos de papel blancos, iluminamos la carpa con luces de verbena y luces led, tanto en el techo como en las columnas de la carpa. Para las mesas de la cena elegimos manteles de organza que decoramos con centros de mesa de cajas con flor.
Para la zona de la discoteca colocamos al Dj, en un escenario. Escenario que decoramos con luces, y para las paredes del castillo focos de luces de colores que daban un toque perfecto.
Y bueno pues a grandes rasgos y sin enrollarme más, esta fue la maravillosa boda de Elena y Rubén, una boda que no olvidaré nunca porque me enamoró tanto, tanto como ellos. Os queremos chicos!!!!!!
Organización y Coordinación: Colores de Boda
Diseño y Decoración: Colores de Boda
Fotografía: Santiago Bargueño
Catering: El Laurel
Iluminación y Sonido: Music Eventos
Vestido Novia: Maria Baraza