No hay post porque hay días en los que una entra primero y sale más tarde del trabajo.
No hay post porque hay días en los que una decide que darse veinte vueltas por el barrio antes de aparcar el coche está muy bien.
No hay post porque hay días en los que hasta discutir con el marido aunque ninguno de los dos sepa muy bien porqué le parece un planazo.
No hay post porque hay días en los que escuchar las canciones del día de la boda y vocearlas juntos es mejor que cualquier cena romántica. Y escribir a la vez que canto no es lo mío. Lo reconozco.
No hay post porque hay días en los que una no tiene el cuerpo para post. Y no hay post porque una no programa los post.
No hay post porque hay días en los que una lo que quiere es tomarse una cerveza. O dos.
No hay post porque hay días en los que lo que hace falta es brindar. Y con Andrés Calamaro de fondo.
No hay post porque hay días en los que una deja de lado su versión blogger para vivir (más).
Mañana será otro día. Y habrá post…. ¿o esto es, al final, un post para decir que no hay post?