Un crucero por el mar Báltico se convierte en una memorable luna de miel al viajar por un conjunto de ciudades entrañables, que no se dejan nublar ni por cielos encapotados ni por frías temperaturas. Por eso, vamos a hacer un recorrido para ver lo que una luna de miel por el Báltico nos ofrece.
El viaje comienza en Dinamarca. Al igual que embrujaba con su bello canto a los marineros, el famoso monumento de la Sirena nos atrae y nos da la bienvenida a una bella ciudad de ensueño, Copenhague. En ella, no os podéis perder el Nyhavn, o Puerto Nuevo, antigua zona de pescadores, que hoy recoge una infinidad de restaurantes donde degustar la gastronomía típica danesa. Sus calles están definidas por un conjunto de casitas de colores que dan a la ciudad ese toque de encanto. Además, es de obligada visita el Tívoli, su popular parque de atracciones, así como el castillo de Rosenborg y el palacio de Amalienborg.
El siguiente paso nos traslada a Estocolmo, capital de Suecia y de Escandinavia. El Ayuntamiento de la ciudad ha conocido a las mentes más privilegiadas del mundo a través de las diferentes ediciones de los premios Nobel. Además, desde su torre Stadshustornet podemos apreciar unas vistas impresionantes que nos desvían la mirada hacia la zona medieval Gamla Stan, la más antigua de Estocolmo y una de las mejor conservadas del mundo. En la Gamla Stan podréis visitar también el Palacio Real y la Catedral de la ciudad.
Continuamos por los países escandinavos hasta toparnos con Helsinki, en Finlandia. En esta ciudad podemos visitar emblemáticos edificios como la Catedral, la Universidad, la iglesia Temppleliaukio, construida en una roca, o la Casa de La Opera. Además, si el tiempo disponible nos lo permite, lo mejor es coger un ferry y visitar Suomenlinna, una fortaleza que se extiende sobre seis islas.
La siguiente parada en San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia. El museo del Hermitage es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Obras de Leonardo da Vinci, Rafael o Van Gogh se reúnen en una estructura arquitectónica impresionante. El centro histórico de la ciudad fue declarado patrimonio de la Unesco. Desde la inmensidad de la Catedral de San Isaac podréis disfrutar de las bellas vistas de la ciudad. Sin embargo, si algo define a San Petersburgo es la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, signo y muestra de la arquitectura rusa.
Tallín, la capital de Estonia, no es una ciudad que suelas decidir visitar si no es dentro de un crucero. Sin embargo, es quizás una de las más entrañables de todo el recorrido, por lo que pasear por sus calles puede convertirse en un puro espectáculo. Lo más atractivo de Tallín es la ciudad antigua medieval y sus antiguas murallas, cuyo interior alberga el Ayuntamiento, así como la farmacia más antigua de Europa (1422). Además, no podemos pasar sin ver bellezas como la catedral ortodoxa rusa de Alejandro Nevsky.
¿Qué os parece? ¿Alguna ha realizado este viaje? ¿Nos contáis vuestra experiencia?
Fuentes: Guía Mundial de Viajes, Copenhague Info, San-Petersburgo, Guía de viaje Estonia-Tallín, Visit Stolkhom, Voy a Estocolmo y Xocoviajes
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