No obstante, hay que ser consciente de que no todo se puede controlar y de que lo mejor tranquilizarse y preocuparse sólo de disfrutar de nuestro gran día. Aún así, para aquellas que no consigan relajarse, aquí tienes cinco trucos para ayudarlas.
Un remedio de los de toda la vida es tomarse una tila una hora antes del enlace. De esta manera nos sentiremos mucho mejor, ya que relajará la boca del estómago donde se acumulan la mayor parte de los nervios. Además, esta planta puede utilizarse en un baño relajante gracias a sus propiedades sedantes.
Guarda unos minutos antes de la ceremonia para salir a la calle, tomar el aire, respirar hondo y dejar la mente en blanco durante algunos minutos. Esto te ayudará a liberarte del estrés para comenzar de cero y sentir que controlas la situación.
El día de la boda no tienes que preocuparte por nada más que de ti misma. Por eso, lo ideal es relegar todas las tareas de última ahora a una persona de confianza. Tu madre, hermana o mejor amiga serán muy capaces de mantenerlo todo controlado en el restaurante y con los invitados. Tampoco deberás preocuparte por el novio, ya que otra persona puede ayudarle a vestirse y en lo que sea necesario.
Una buena idea es apuntarse a clases de Yoga o Pilates desde que empiezas a preparar la boda hasta que das el gran paso. En estas actividades te enseñarán a controlar tu cuerpo y mantener el equilibrio perfecto entre éste y tu mente. El día de la boda sólo tendrás que poner en práctica lo que has aprendido durante ese periodo de tiempo y te sentirás mucho más aliviada.
Por último, no olvides que los invitados son tu familia y amigos, es decir, personas de tu entorno más cercano que te quieres y comprenden. Por lo tanto, si algo sale mal sabrán entenderlo puesto que lo importante es estar a tu lado en el gran paso y el resto sólo es secundario.
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