Si vuestra elección, como la nuestra, es celebrar una ceremonia civil, las opciones donde podemos sacar nuestro lado creativo se amplían. Podéis realizarla en dependencias del ayuntamiento o el juzgado o buscar fincas a donde pueda desplazarse el representante del ayuntamiento y celebrar la ceremonia en un lugar más idílico.
Nosotros nos decantamos por la última opción. En nuestra cabeza estaba celebrar una boda en contacto con la naturaleza y aunque nos arriesgamos mucho con el tiempo, porque además, queríamos que fuera otoñal. Por suerte, el día nos regaló sol y buena temperatura.
Finca Casas de Luján. Foto: Artesano de la luz Las ceremonias civiles, lejos de ser poco emotivas, cuentan con factores a la elección de los novios que harán de ella la ceremonia soñada. Y uno de los más importantes es el ritual con el que se simbolizará la unión de las dos personas.
Los rituales para bodas civiles más conocidos son el de la arena, la vela o el de la rosa. Pero lo nuestro era una boda campestre y la ceremonia del árbol (o de la plantación) nos pareció la mejor opción para recrear el inicio de una nueva vida en común.
Ceremonia de la plantación
Este ritual del árbol o de la plantación consiste en plantar un árbol como símbolo del inicio de una nueva vida unidos. Olvidaos de coger la pala y cavar en el suelo, que he visto fotos. Bastará con una árbol pequeño, una maceta bonita y algunos utensilios que vamos a ver cómo podemos customizar.
Necesitaréis:
Un árbol pequeño (nosotros elegimos un olivo)
Maceta
Dos frascos con agua
Una pala pequeña
Un recipiente con tierra para plantas
Cuerda
Pistola de pegamento
En esta ceremonia el árbol simboliza el matrimonio. La tierra será el amor, la base sobre la que se sustenta y el agua, el cuidado que requiere para que crezca fortalecido.
Foto: Artesano de la luz
Paso a paso
Dejando a un lado el árbol y la maceta, vamos a ver cómo conseguir unos utensilios adecuados de manera low cost.
En nuestro caso, reciclé dos frascos de ambientadores tipo mikado para contener el agua con el que regaríamos el árbol. De esta manera, podríamos hacerlo a la vez y no la “liaríamos”. Como tienen la boca pequeña, evitaríamos regarnos el traje con los nervios. ¡Dos por uno! Reciclaje y tranquilidad de la buena (tan necesaria en ese día).
Como nuestra boda fue campestre y al aire libre, busqué la sencillez cuando los decoré. Podría haber usado cintas de gasa o encajes pero la simpleza de la cuerda me pegaba más con el entorno rural y el tipo de ritual.
Para fijarla, sólo necesité un poco de ayuda de la pistola de pegamento.
De igual manera, adorné el recipiente donde colocaríamos la tierra, otro frasco de cristal dedicado a adornar en casa y a contener una recreación de paisaje invernal en Navidad.
La pala la compramos en un centro de jardinería y en un pis-pás preparé los utensilios para nuestra ceremonia de la plantación.
Foto: Artesano de la luz
Consejos
Llevar previamente el árbol ya plantado en la maceta es una buena opción. Así acortaremos los tiempos y nos adaptaremos relajados a la lectura del oficiante. De este modo, también evitamos mancharnos.
Elegid una maceta adecuada al tamaño del árbol y a la estética de la boda. Buscad el material y el color apropiados.
Comprad el árbol en los días previos y pedid consejos sobre sus cuidados.
En internet existen textos para leer en este ritual, podéis adaptarlos a vuestra ceremonia y así hacerla más especial.
Espero que os sirva de ayuda en la preparación de vuestra boda y si necesitáis más información, ¡escribidme!
¡Feliz día!