Tras 6 meses de preparativos, os puedo asegurar que lo más sencillo fue tomar la decisión de casarse.
¿Cuándo nos casamos?
Cuando nos aprobaron los trámites de matrimonio teníamos como fecha tope hasta febrero para celebrar el casamiento.
Nos llevó un tiempo decidirnos: ‘En febrero no, que hace más frío; en noviembre es muy precipitado; en plenas navidades no, que la gente trabaja…’
Una vez que por fin nos decidimos, entregamos todo los documentos en el ayuntamiento.
¿A quién invitamos?
Pues en principio dijimos sólo padres y hermanos, pasaron los días y nos apeteció invitar a más familia. Terminamos ampliando el número a tíos y primos.
La idea de celebrar algo íntimo se cumplió, fuimos menos de 30 personas porque muchos de mis familiares por cuestión de salud y por temas de trabajo no pudieron venir.
¿Dónde lo celebramos?
Fuimos a pedir presupuesto a 4 sitios.
Hubo un restaurante que me encantó por su aspecto rural y acogedor, era el sitio que más encajaba con mi idea de cómo quería que fuese mi boda. Con un precioso jardín donde poder disfrutar del buen tiempo y tomar el aire.
Me pudo la ilusión y decidimos confirmar allí, me arriesgué a que el frío o la lluvia no me dejaran disfrutar del exterior.
Y fue la mejor decisión, porque el día que me casé hizo un sol espectacular. Pudimos hacernos un montón de fotos en el jardín y tomarnos un picoteo previo a la comida al aire libre. ¡Yo era la más feliz del mundo!
¿Cuánto estaríamos dispuestos a pagar por menú?
Hay restaurantes donde tienen ya estipulado un menú con precio y otros más flexibles, donde ellos elaboran un menú en relación al precio acordado.
Yo os aconsejo flexibilidad, que habléis con total confianza con el cocinero o con el que os está atendiendo. Poder cambiar cualquier entrante, vino o plato. Que el momento comida sea a vuestro gusto, porque es igual de importante que las decoraciones florales u otros aspectos de la boda.
¿Algún vegetariano, alérgico a los frutos secos o celíaco en la sala?
Es importante saber si algún invitado tiene alguna intolerancia o si sigue algún régimen alimentario específico para avisar con un par de semanas previas al cocinero.
Niños
El menú de los niños es un tema que me deja atónita, y hablo como madre que tiene dos hijos de 4 y 2 años.
Pagar 23 euros por un menú infantil me parece una burrada. No nos engañemos, comerán papas, gusanitos, patatas fritas, un poco de arroz (pero poco porque se habrán hinchado antes a gusanitos) y el postre siempre y cuando sea de chocolate.
Tened en cuenta las edades de los niños, no come lo mismo un niño de 4 que uno de 9 años. Es muy importante que el restaurante os ofrezca la posibilidad de negociar plato y precio.
Bajas en el número de invitados
Hay ciertos salones de boda donde hay un mínimo de comensales para poder celebrarlo allí, si no se cumplen se debe pagar un porcentaje por cada comensal hasta llegar al mínimo. En el caso de los restaurantes si no se llega a un mínimo la sala queda abierta para otros clientes.
Es interesante preguntar cuanto tiempo tenemos para confirmar el número de invitados y cerrar la reserva, de este modo nos evitaremos pagar las bajas y podremos disfrutar de toda la sala sin compartirla.
Invitaciones
Cuando ya sabemos la fecha, la hora y el lugar tanto de la celebración como del banquete es momento de hacer las invitaciones.
Nuestras invitaciones son DIY, siguiendo un poco la línea del restaurante donde íbamos a comer, rural, de montaña.
Cogí ideas en internet, elegimos en un banco de imágenes una corona muy similar a las hojas de olivo y las llevamos a imprimir. Decoré el sobre con tela de arpillera y una hoja de olivo.
El resultado fueron unas invitaciones muy personales y originales.
El vestido de la novia y el novio (Y de los niños, en nuestro caso)
Como comenté en el facebook, mi hermana me bautizó como la “novia internet”. El vestido, la corona y ramo de flores, los zapatos…Incluso la ropa interior y el liguero, lo compré de internet. De hecho, el traje del novio, del niño y los zapatos de la niña también se compró de internet.
Yo era consciente de que se trataba de una boda íntima, entonces buscaba un vestido en relación a la celebración. Y muy importante, un vestido con el que sentirme bien porque no soy de vestidos de sirena ni de princesa.
Y llegados a este punto os diré que me resultó muy difícil, por no decir imposible, encontrar un vestido en mi ciudad. Fui a 3 tiendas de vestidos de novia, en una ni me atendieron cuando dije cuál era mi presupuesto. ¿Pero por qué iba a tirar la casa por la ventana en un vestido que sólo me pondría un día? De hecho yo al principio no tenía pensado vestir de blanco, y cuando le explicaba a la dependienta que buscaba un vestido de fiesta para el día de mi boda no me entendían…
Los zapatos fue lo único que tuve que cambiar por problemas con la talla. Hice la devolución y me pedí otros en la misma web pero ésta vez de color rosa palo. La idea de romper con la tradición de ir toda de blanco me gustaba.
Las alianzas
A mí no me gusta el oro ni a mi ya marido llevar anillos, jajajaja.
Llegamos a un acuerdo y fue muy sencillo, la idea era comprar dos alianzas de plata que son baratas y de las más estrechas que hay. En la boda nos la pondríamos y después que cada uno hiciera lo que quisiera.
Al final fueron de un material un poco mejor que la plata, de 2 mm como dijimos y seguimos llevándola puesta los dos de momento.
Como porta alianzas encontré muchas ideas por internet, pero me enamoré de los bastidores bordados. Escogí una medida de bastidor pequeña para que fuesen nuestros hijos quienes lo llevasen. Fue un momento muy especial y divertido.
Coche de boda
A mi me gustan los coches antiguos como el Seat 600, y me hubiera gustado presentarme en pleno ayuntamiento así. Pero teníamos niños y empecé a dudar de si podían o no ir sin sillita, aunque fuese a un lugar cercano. Y otro inconveniente era pagar 200 euros por hacer 4 km, me parecía una barbaridad.
Mi gran coche de boda fue un taxi y una vez que nos casamos, cogimos nuestro coche para ir al restaurante con los niños.
Tarta de boda
Tarta lo que es una tarta, no iba a haber. Teníamos claro que el típico momento tarta donde los novios la cortan con un cuchillo gigantesco no nos gustaba, así que en principio iba a ser un postre sin más.
Un par de semanas antes de la boda, decidí preguntarle al mejor pastelero de la zona: José Montejano. Y así fue como cambié de idea, me pasó un par de fotografías de tartas con las que trabajaban y me parecieron preciosas.
Era una tarta desnuda que llaman “naked cake” de 3 pisos, con relleno de mascarpone y frutos rojos. Era elegante, estaba muy rica y el hecho de que la hiciese un chef pastelero al que admiro me hizo mucha ilusión.
Música
A mí me encanta bailar, y no podía faltar música durante el momento de las copas. Tras pedir presupuestos a varios grupos incluido una discomóvil, decidí contratar a un grupo de jazz.
Me encanta el jazz, las dos horas de música en directo fueron maravillosas y crearon un ambiente muy especial.
Comparto algunas fotos de Jacobo Blanes junto con su grupo, y aprovecho para agradecerles una vez más lo precioso que fue sentir su música.
Ramo de novia y decoración floral
Estoy algo indignada con el tema ramo de novia, me han llegado a pedir 120 euros por uno con flores naturales. La razón de este precio tan elevado es que “escogen las flores más bonitas”. Debe de ser un procedimiento distinto a cuando hacen ramos para el día de la madre, para una mujer que acaba de dar a luz, etc…(ironía)
Me esperaba un poco más de flexibilidad con el precio del ramo, que se adaptaran a mi presupuesto. Y lo que es mejor, a mis gustos y al tipo de celebración. Como no fue así, lo compré de la misma web donde la corona de flores preservadas.
Con el resto de decoración floral no tuve problemas, se hizo bajo un presupuesto fijado por nosotros. Pusimos un par de centros en el ayuntamiento y un centro por mesa en el restaurante. Todo siguiendo la misma línea, con girasoles y otras flores silvestres.
Detalles para los invitados
Otra de las ideas que encontré por internet son los regalos solidarios para los invitados. Podéis encontrar detalles en la Asociación española contra el Cáncer, en la Fundación Josep Carreras contra la leucemia, la Fundación Theodora, etc…
Yo quise ser solidaria con las asociaciones cercanas y pequeñas de mi ciudad. Pedí unas libretas en la Sociedad Protectora de Animales y Plantas y unos puntos de libro de Tirisiti, en el Centro Ocupacional Gormaget para personas adultas con discapacidad intelectual.
Así quedó la caja que entregamos con los detalles, los dos regalos solidarios que os comentaba junto a una botella de mistela de Bodegas Xaló y unas almendras rellenas de turrón a la piedra de “Toni i María”, para que hubiese algo para degustar.
¿Qué os parece?
Y hasta aquí más o menos todo lo que organicé en mi boda.
Casarse no es sinónimo de arruinarse, no va a ser más especial tu boda si te gastas un montón en decoración floral, en un gran banquete o comprándote un vestido de novia del mejor diseñador. Va a ser única y bonita por el hecho de estar juntos, por haber decidido dar ese paso y querer compartirlo con la gente que más quieres.
¡¡Hasta el próximo post!!