Ten las ideas claras: Punto número uno y el más importante. Antes de enfrentarte a este tema, es importante que tengas claro cómo quieres que sea tu boda. Quizás no sepas 100% seguro todo lo que quieres poner en la finca el día que la contrates, pero sí estaría bien que les hagas entender que deben tener la mente abierta y adaptarse a tus gustos y necesidades. Es importante hablarlo de antemano y, a ser posible, antes de firmar contrato, de lo contrario siempre puede ser un poco más difícil que se avengan a ciertos cambios.
Pásate de preguntona: Es importante que todo lo que te cuenten te quede claro y lo entiendas, así que no te quedes corta preguntando. A veces nos ha pasado que, una vez nos han contratado, hemos empezado a preguntar dudas evidentes y nos hemos dado cuenta de que los novios sabían menos de la mitad, así que pregunta y, si es preciso, apunta, que luego muchas de las cosas que te cuenten se irán olvidando…
Sé insistente con el contrato: Ya nos hemos encontrado con el caso de algún proveedor que nos decía que él no firmaba contrato, algo que nosotras creemos básico. Y, además, incluyendo todos los cambios que sean necesarios. Si quieres una determinada marca de vino, por ejemplo, estaría genial que eso quedara reflejado en el contrato. No queremos sorpresas de última hora.
Imágenes: Pide fotografías de otras bodas que hayan hecho. Prácticamente todos los proveedores tienen material para mostrar, así que pídelo para que te quede claro lo que hacen. Te puede dar ideas y, además, puede ser importante a la hora de decantarse por un proveedor u otro.
Negocia precios: Si un precio te parece abusivo, negocia. Que te cuenten bien en qué consiste cada partida, compara precios (no está nada mal comparar si hay varios proveedores que te interesan), y que te quede claro que el precio que vas a pagar es un precio justo.
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