Sin duda influía que hacíamos varias comilonas de ese tipo a lo largo del año y se perdía la magia de reunirte con los compañeros de trabajo en torno a una comida de empresa (la multinacional en la que trabajaba estaba vinculada a la obra civil. Antes de la crisis se hacían muchos aeropuertos, teatros, centros comerciales, y todo tipo de obras en las que mi empresa solía conseguir contratos y lo celebrábamos con comidas de empresas ... madre mía ¡cómo vivíamos antes de la crisis!. Ahora eso parece que, efectivamente, pertenece a otra vida).
Fuera por lo que fuera, el caso es que le veía más pegas que otra cosa a las Cenas de Navidad ..... hasta que dejas de tenerlas durante varios años, entonces las echas de menos :(
Por ese motivo cuando Teresa de Näps (las famosas toallitas que crecen en la mano) nos invitó a Cris y a mí a participar en la Cena de Navidad que estaba preparando, junto con otras Emprendedoras, me hizo tanta ilusión.
Teresa, de Näps, culpable del sarao y una tía superpositiva a la que tenéis que conocer
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