Leí esta frase hace un tiempo en la página de Fb de un fotógrafo de bodas. Y me indigne. Me indigne mucho. Me indigne tanto que exclamé delante de la pantalla “pero este que se ha creído”. ¿Soy una exagerada? Puede, eso no os lo discuto pero os voy a contar el porqué de mi indignación..
Me llego al alma aquello de “como lo hacen las buenas novias”. El texto venía acompañado de una foto. Una fotaza. Un fotón. Una fotaza de una novia bailando sobre sus tacones. Unos Jimmy Choo. Y yo reconozco que veo a las novias que terminan la boda sin haberse bajado de sus tacones y digo ¡olé por ellas! pero las novias que deciden bajarse (yo fui una de ellas) y vivir la parte final de la boda sobre el mismo suelo también se merecen su ¡olé!
¿Se es menos novia o una novia menos buena por decidir aparcar los tacones? Yo creo que no. Ser novia no existe sin ti. La novia eres tú, lo fui yo y lo serán otras. Ser novia es una versión de ti. Probablemente, la mejor versión, la más espectacular y la más feliz. Pero eres tú. Tú eres cuando eres la novia y eres tú también cuando eres la que se levanta por las mañanas sin haberse quitado el maquillaje y con el pijama más feo pero más calentito del mundo.
Eres novia con taconazos de 12 cm, con tacón ancho de 4 cm, con bailarinas, con cuñas de esparto, con converse o con chanclas del Primark… Sigues siendo la novia. La novia en la boda. Y lo importante es que estés cómoda. Sí, no lo discuto, quizás arrastrar 10 cm del bajo de vestido por todo el salón del baile no sea la imagen de novia que venden en las revistas pero te aseguro que si tú no eres de tacones, si te empiezan a doler los pies, si no eres capaz de dar dos pasos más… no disfrutarás de tu boda tanto como lo harías si fueras cómoda.
No estoy diciendo con esto que para disfrutar al máximo hay que ponerse el calzado de repuesto. No, pero si llega el momento en que tus pies te piden hacerlo ¡adelante! Al final del día, las novias terminan sin velo, sin boleros, con la cola recogida… ¿ por qué entonces no cambiarse también de zapatos? Aún recuerdo hace años cuando fui a la primera boda y de repente la novia se calzó sus zapatillas de correr…. que leído así puede resultar chocante pero os aseguro que cuando la novia es una runner convencida cuando se las calza los invitados no hacen otra cosa que sonreír…
Así que… futuras novias que estáis temblando porque más que los tacones lo vuestro es volver descalzas a casa con ellos en la mano… No sufráis. Buscar un segundo calzado y cuando vuestros pies empiecen a decirte que ellos lo que quieren es posarse en la tierra hazles caso. Y si eres de las que aguantas las horas que hagan falta en unos taconazos, bailas, saltas y disfrutas como la que más y no necesitas quitarte los zapatos…. ¡no sabes cómo te envidio!
Y aquí, en ese mundo maravilloso llamado Pinterest puedes ver un montón de novias con tacones de vértigo, con bailarinas, con sandalias, con cuñas… y todas, todas van preciosas!