Te damos 3 razones que sabías pero no eras consciente. Amas y amarás los diamantes. Siempre.
1. Porque brillan, y esta es la primera y principal razón. Brillan en tu mano, en tu cuello y en tus orejas. Pero, sobre todo, brillan nuestros ojos cuando nos lo regalan. Ojos cristalizados que parece que se nos salen de las órbitas. Sin embargo, por encima de absolutamente todas las cosas, brillan los ojos de nuestras amigas de envidia total cuando, para más inri, vienen en forma de anillo de compromiso.
2. Porque Audrey y Marilyn nos los vendieron muy bien. A ver quién es la que ha visitado Nueva York sin hacerse una foto frente a la tienda de Tiffany&Co. con las Ray Ban puestas. Y quien diga que no, ¡miente! Por no hablar de lo sexys que nos sentimos cantando ‘Diamonds are a girl’s best friend’ en esas reuniones, mas bien fiestas, que acaban con karaokes improvisados. ¡No podemos evitarlo!
3. Porque nos ahorran tiempo. Un paso habitualmente eterno antes de una noche especial. No hace falta revolver el joyero ni hacer un montón de pruebas en busca de la joya adecuada. Sabes que los diamantes siempre van perfectos con todo. No hay excepción. Y aquí volvemos al punto 1. A todas nos gusta que nos halaguen. Con un diamante te cae un halago fijo.
Y ahora viene la pregunta final. ¿Cuándo tendremos los nuestros? ¡Paciencia! Concédete un capricho en tu mejor momento, elige un diamante que te enamore y engárzalo creando la joya de tus sueños. La opción B es convertir la vida de tu pareja en una súplica continua. ¡Tú eliges! Pero recuerda…
Diamonds are a girl’s best friend.
Y si es en Moulin Rouge, película de culto femenina, ¡mucho mejor!