Pero si estudiamos la mitología de la perla, en la Antigua Grecia las novias molían perlas y se las rociaban por el cabello, augurando un buen futuro a la novia, dado que para estos la perla se formaba igual que el matrimonio, limando asperezas, cuidando los momentos difíciles y con paciencia y amor. Un ejemplo de esta buena suerte es Paula Echevarria, que lució perlas en su boda, y hoy es una mujer felizmente casada.
Dejando malos augurios de lado, estas inmaculadas perlas pueden ser un perfecto complemento a la hora de pasar por el altar de la mano del hombre al que se ama. Combinan con todos los vestidos y dan un toque de sofisticación y clase a quien las porta.
Además, podemos llevarlas en los zapatos, en los broches del pelo, en los pendientes, o en los tocados, como en este de Rosa Clara.
Y vosotras, ¿os atrevéis a lucirlas en vuestra boda?