Para el día B, Sofía eligió un vestido impresionante de Carmen Serrano, más clásico por delante y con gran escote en la espalda. "Tenía claro que quería comprármelo allí, Carmen es una gran modista y sabe exactamente qué es lo que buscas. Aunque me probé vestidos de otros diseñadores en Madrid y Logroño, en dos semanas tenía elegido mi vestido (otomán de seda). El velo, era un encaje de Bruselas que estrenó mi bisabuela en el año 1924 y que llevó mi madre en 1982. Era un orgullo ser la cuarta generación que se casaba con ese velo", nos cuenta Sofía.
Además de ese velo que podríamos llamar joya, Sofía lució una corona muy natural en tonos verdes que encargó a Espacios Verdes, donde también le hicieron el ramo, que llevaba margaritas entre otras flores silvestres.
"Los zapatos, en color plata, los diseñé en la tienda de una de mis amigas: Andreas. Son zapatos muy cómodos, tienen cientos de modelos y puedes elegir la altura del tacón, el material, las telas y colores... de tal forma que terminas teniendo exactamente los zapatos que buscas", nos explica.
Sofía es una chica espectacular, tiene una belleza natural como pocas, y en la boda llevaba unos maravillosos pendientes de López Linares, regalo de su grupo de amigas, que le daban todavía más luz a su cara. ¡Estaba radiante!
Para el gran día el novio eligió un chaqué azul marino que se hizo a medida en Toni Barceló (Madrid).
La celebración tuvo lugar en la concatedral de Santa María de La Redonda, donde les casó un cura amigo de la familia de Sofía (casó a sus padres y la bautizó a ella). Sofía entró del brazo de su padre, precedida de unos niños de arras vestidos ideales de Teresa & Leticia. "A Arnaud le hacía mucha ilusión que su primer sobrino fuese también paje, como solo tenía 6 meses, tuvimos que construirle una cuna".
"La boda la celebramos un día 4 de Octubre, día especial y emotivo por la ausencia del padre de Arnaud. Para recordarle en un día tan importante, decidimos fundir su alianza y hacer las nuestras. A mí siempre me han gustado las alianzas finas, así que pudimos hacer las dos alianzas con su oro", nos comenta la novia.
El banquete fue en el emblemático Círculo Logroñés, en el centro de la ciudad. Por supuesto no faltó detalle, como el photocall o unos meseros diseñados que le encargaron a La Tortuguita Blanca. "Carla no puede ser más simpática y creativa, se adapta a todo aquello que pides y termina haciendo las cosas más bonitas".
Para las fotos y el vídeo confiaron en Noonu fotografía.
"Lo nuestro era una boda franco-española y todo giraba en torno a ello. Llegué a la boda en un tiburón que me dejó mi tío, los meseros y el photocall combinaban las peinetas y boinas francesas (beret). Por supuesto no faltaron La Marsellesa, los olés, el champán y el buen vino de Rioja de mano de Finca Valpiedra".
¡Mucho amor para estos novios guapos!