Los que me conocéis un poquito, sabéis que además de tener un amor infinito por la decoración, soy una apasionada de la repostería creativa, de las galletas, de los dulces más tradicionales y también de las mesas dulces y de todo lo que ésto conlleva.
Hace unos días, unos de nuestros mejores amigos, se animaron a dar el si quiero después de bastante tiempo de relación y un peque maravilloso en común. Fue una fiesta preciosa en la que no faltaron las risas y las lágrimas de emoción (una, que no sabe contenerse...).
A nosotros, no se nos ocurrió mejor regalo que aportar el toque dulce a la fiesta. Así que les propusimos regalarles la tarta nupcial, las raciones personalizadas para los invitados y una mesa dulce. Y ellos sin pensárselo mucho, dijeron que si encantados (¡Y yo más contenta aún!).
No voy a decir lo contrario, aunque la situación estaba bajo control (ya tengo experiencia y me había visto en situaciones "peores"), los nervios estaban ahí y los días previos a la boda estaba algo nerviosilla cruzando los dedos para que todo saliera bien y no hubiera ningún contratiempo.
Afortunadamente, creo que todo salió bien. Los protagonistas quedaron muy contentos y las críticas de los invitados fueron positivas. ¡Así que todos contentos! :D
Ahora os dejo con las fotos de como nos quedó todo (hablo en plural porque siempre que puedo intento delegar. A mi madre le toco la parte de floristería. A mi amigo, parte del transporte, y mi novio es mi brazo de apoyo, el pobre se ve siempre liado con algunas de mis cosas... :D).
Esta foto me encanta. Ya se ve que no es por lo bonita que es.
Si me gusta tanto, es porque aquí se ve parte del trabajo y del esfuerzo que hay detrás de cada porción y de cada pequeño trabajo.
Una vez la tenemos delante, vemos sólo una pequeña porción de tarta, pero no imaginamos el trabajo que hay detrás. En este caso fueron 140 porciones. Está claro que para una pastelería esto es más que normal, pero yo estoy súper orgullosa de mi misma. Si hace unos años, alguien me dice que a día de hoy sería capaz de hacer todo esto yo sola y sobre todo, de tenerlo tan bajo control, no me lo hubiera creído jamás.
Éste es el resultado final, una vez emplatado y con la oblea personalizada con sus nombres.
Y ésta es la tarta nupcial. Me encanta el contraste de la delicadeza de las rosas con la hortensia y la paniculata, creo que es una mezcla perfecta.
Para disfrutar a la hora del baile, con el dj y las copas, preparamos esta mesa dulce. Por si un día os animáis a hacer una, os cuento que las nubes bañadas en chocolate volaron!
Cuando hice las fotos todavía era de día y apenas se aprecia el toque de las luces. Pero de noche le dio un punto romántico muy bonito.
¿Qué os ha parecido?
¿Sois tan de dulce como yo? :D