Bueno, aún estoy empezando, pero las premisas básicas para empezar a tener un blog popular son que esté bien escrito (check!), que tenga buen contenido (poco a poco, pero medio-check!) y que ofrezca algo que haga que los lectores quieran quedarse en Mainfeld in love y no se aburran de leer lo que pueden leer en otros blogs, tipo DIY, tutoriales, consejos, etc. Y aquí, amigos, no apruebo ni raspando. Hay que reconocer los propios errores y aquí reconozco el mío. Tengo que ponerme las pilas y ofrecer algo chulo que os guste y que no encontréis fácilmente en otro sitio.
Por eso, había puesto en mi calendario de entradas que el segundo jueves de cada mes iba a escribir una entrada útil. Mi intención era buscar un DIY chulo por ahí, adaptarlo y contarlo con mis palabras, pero como la idea es ofrecer algo diferente y nuevo y sobretodo no copiado, pues he decidido empezar por enseñaros cómo hice las invitaciones a mi boda. Y como esto lo decidí hace un par de días y Edu está de viaje por trabajo y necesito su ayuda porque no quiero hacerlo bien, no, quiero hacerlo muy bien; pues nada, que he hecho un cambio en mi calendario de entradas y hoy os traigo una de inspiración.
Vaya rollazo os cuento como introducción, ¿eh? Lo siento, sé que a muchos no os interesará mi vida ni el porqué hoy he decidido escribir sobre esto y no lo otro, pero una necesita desahogarse. A mi hombre lo tengo lejos y no puedo contarle mi vida blogueril al dedillo como suelo hacer (aunque a veces me enrollo tanto por Skype que mágicamente me ve muy pixelada y me escucha entrecortada y tenemos que cortar, snif), y a mis amigos tampoco les interesa saber toooodos los detalles que me llevan a tomar una decisión u otra en el blog. Así que solo me quedáis vosotros, almas cándidas, que si os doy mucho el coñazo, podéis saltar de párrafo y santas pascuas. Y yo me quedo feliz.
Al tema: No sé si lo sabéis, seguro que sí porque sois todos muy listillos (en el buen sentido de la palabra), pero a pesar de que una mesa redonda está muy guay porque agrupa a los invitados en mesas de diez o doce, favorece la comunicación entre los comensales, y esto se agradece cuando alguno de ellos no conoce a nadie más en la boda, hay otro tipo de mesas que vuelve a estar de moda desde hace un tiempillo en el mundo bodil. Se trata de las mesas alargadas, o mesas de tipo familiar típicas italianas.
Bueno, quizá una mesa de este tipo no favorezca tanto la comunicación entre los diez comensales que tienes más cerca de ti como una mesa redonda, pero ¿quién quiere hablar con nueve personas a la vez? Además, nadie te obliga a quedarte sentado durante toda la cena, puedes levantarte e interactuar con quien te dé la gana.
Personalmente, creo que esto es una moda que puede que se mantenga bastante tiempo y que las mesas redondas, lejos de quedar en el olvido, van a seguir estando presentes en la mayoría de las bodas. Quizá, las mesas alargadas hayan vuelto para quedarse como una opción más en el abanico de posibilidades. A mí, me encantaría porque crean espacios maravillosos.
Vale, aún no he ido a ninguna boda donde nos sienten a todos como en el gran comedor de Howarts, pero según lo que he visto en los mundos de internet, es decir, decoraciones preciosas, no hay un tipo de mesa que me apetezca más.
¿Qué puntos positivos tienen estas mesas?
? Son ideales para bodas muy numerosas: normalmente son de 50 personas por mesa, así que poniendo tres, cuatro, cinco, ¡las que haga falta! ya tienes el banquete formado, como si se tratara de una gran familia de 200 miembros.
? También son ideales para bodas más reducidas y así se recrea el encanto de las comidas de la gran familia italiana bajo el sol de la Toscana.
? No hay que preocuparse por si en una mesa pequeña de diez personas hay una expareja o dos que no se llevan bien. No, a Juan y a Sandra no les puedo sentar en la misma mesa porque hace poco que lo han dejado, pero claro, si siento a Sandra en la mesa de mis primos, mi hermano se puede molestar porque blablabla. ¡Se acabó la tontería!
? Si se decoran con delicadeza, colores claros, jarrones con flores, quedarán preciosas. Todo muy natural, que es lo que está de moda.
? Al aire libre le suma puntos de magia al momento. A cualquiera.
? Si es cena y se colocan bajo un techo de guirnaldas de luces, la magia se multiplica por mil ---> Asegúrate de pedir al fotógrafo que se salga del meollo y retrate la escena desde fuera, para que cuando veas las fotos, te emociones al darte cuenta del pedazo de ambiente que creaste para tu cena.
? No hace falta vestir las sillas. Again: lo natural está de moda.
? Se pueden combinar con mesas redondas, y así habrá para todos los gustos.
Y ¿qué puntos negativos tienen?
¡Ninguno! Bueno, vale, me he dejado llevar por la emoción de ver las fotos que os voy a poner y ahora mismo estoy encandilada. Pero, para gustos... ya sabéis.
Venga, seamos objetivos. Uno de los inconvenientes es que quizá los invitados de los extremos se sientan un poco desplazados, o que las patas de las mesas unidas molesten al que le toque, o que normalmente las fincas, hoteles o catering tienen en su stock mesas redondas y alquilar las alargadas pueden suponer un gasto extra.
En fin, desventajas a un lado. Vamos a dejarnos engatusar por las fotos que os pongo a continuación. ¡A disfrutar!
Esta podría ser una de esas bodas íntimas de unos 30 o 50 invitados. Y aunque no es al
aire libre, han puesto farolillos de papel y guirnaldas de luces y queda ¡fantástico!
¿No os parece?
Otra boda o celebración con pocos invitados. ¿A que parece una gran familia? ¿A que esta escena
derrocha naturalidad? ¿A que os super apetece estar ahí horas y horas de sobremesa? Y... ¿veis
cómo se puede levantar uno y hablar con cualquier invitado aunque esté al otro lado de la mesa?
Esta mesa desprende lujo y naturalidad a partes iguales. Y se puede apreciar al fondo cómo
se combinan con las mesas redondas. Como siempre, las guirnaldas dan un punto de encanto.
Sé que siempre os digo que sobre gustos no hay nada escrito y que todo vale siempre y cuando estéis felices y satisfechos con lo que habéis elegido, PERO, no me podéis negar que os morís por comer en una mesa como esta. Es maravillosa, mágica, increíble. Y ¿qué os decía de la naturalidad? ¿Veis algún centro de mesa? ¡No! ¡No hay nada! ¿Le resta delicadeza a la decoración? ¡No! Con la naturaleza y los farolillos de papel es más que suficiente, ¿para qué más?
Aquí tenemos de cerca cómo se puede decorar una mesa alargada. Para empezar,
lo que es todo el menaje es de colores pálidos, neutros y los colores vivos vienen
de los centros de mesa colocados de forma simétrica a lo largo de la mesa. ¡Divine!
De nuevo vemos la sencillez en una mesa alargada en forma de curva. Mantelería y
menaje blancos, sencillos, copas de cristal sin más adornos. Y de centros de mesa
plantas de hojas verdes, y unos vasitos de colores con velas. ¿Qué hay de techo?
¡Exacto! Sin más. ¿No os parece exquisita? ¡Sí!
En este banquete no han elegido una enorme mesa alargada. Mini mesas alargadas de 14 comensales. Es como un híbrido entre las redondas de 12 invitados y las alargadas. Quizá no la mejor opción para promover la comunicación, lo cuál no me parece un gran drama, pero a mí me han ganado, ya sabéis por qué.
¿Qué os parece este banquete? Vaaaale, es interior y no tiene guirnaldas de luces creando magia a tope. Peeeero, igualmente me parece una escena encantadora. Se cumplen las premisas de la naturalidad, sillas desnudas, manteles blancos y centros de mesa pequeñitos simétricos y de color verde. Me gusta.
¿Sabéis cómo se llama esta disposición de mesas? En forma de peine, ¿veis por qué? Está claro, ¿no? Hay una mesa principal (por cierto, que no necesariamente tienen que estar sentados los novios expuestos como si fueran el jurado de Factor X) y brazos rectangulares. Precioso.
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Y ahora, mi triste confesión de ser bloguera de bodas. Chicos, lo paso bastante mal. A ver, me encantó mi boda. Fue la mejor del mundo. Pero, sufro mucho viendo las cosas preciosas que no escogí poner ese día. Y para muestra,
Si ahora mismo estuviera decidiendo si poner mesas redondas o rectangulares o cena tipo cóctel, sin duda alguna, elegiría la foto de aquí abajo. De hecho, he contado las sillas y se adaptan perfectamente a mi boda. Es más, he colocado mentalmente a cada uno de los invitados en cada una de las sillas.
Y tampoco me importaría colocar a los invitados de mi boda en la mesa de la última foto. Bueno, hay más sillas que personas, pero ampliaría la lista de asistentes si hiciera falta. Sí, estoy fatal, lo sé.
Y vosotros, ¿de qué sois? ¿de mesas redondas o alargadas? ¿o de combinarlas?