La opción más frecuente son las flores, ya sea sobre macetas, piezas de porcelana, cestas, cajas o botes de metal o jarrones de cristal.
En este caso, podemos elegir entre combinaciones de flores pastel, con un resultado ultra romántico, o utilizar ramilletes más largos en tonos ocres o amarillentos, para dar un aspecto más otoñal. Los colores vivos también suelen alegrar el ambiente con una maravillosa decoración.
Las velas también son un elemento frecuente a la hora de decorar las mesas. Algunas parejas eligen soportes de metal forjado, farolillos... Un tono neutro, como el blanco o crema, siempre será una apuesta segura, aunque un color llamativo puede crear un ambiente único.
Los más originales le dan un toque vintage introduciendo otros elementos, como pueden ser libros, botellas de colores, marcos de fotos, o cualquier cosa que se os pueda ocurrir.
Fotos: Style Me Pretty
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