Pero…¿ y si os digo que todas las tradiciones tienen un por qué?
Tuvieron un por qué en sus inicios y hoy por hoy lo siguen teniendo; muchas veces aquellas cosas que etiquetamos como “arcaicas” resulta que son mucho más útiles de lo que parecen.
A la mayoría de vosotros no se os ha pasado por la cabeza hacer una fiesta de pedida antes de la boda.
Sí, es verdad que muy en sus orígenes podría ser una reunión de contrato familiar para negociar el matrimonio de sus hijos..pero no sólo significa eso, es una ocasión especial para que las dos familias se conozcan.
He estado en muchas bodas en las que ese mismo día se conocen los hermanos de los novios..¡en la misma boda!
¿No os parece mucho más lógico que la familia ya se haya conocoido antes del gran día?
Debemos dejar a un lado prejuicios y utilizar todas las herramientas que podamos a nuestro favor; al igual que han evolucionado las bodas, las despedidas de soltero, la relación prematrimonial de los novios…podemos utilizar la fiesta de la pedida como queramos.
Habrá parejas que quieran seguir la línea más clásica y otras parejas que harán muchos cambios a la “teoría”…pero al fin y al cabo servirá para lo que debe servir:
Afianzar vuestro compromiso frente a los vuestros y mejorar las relaciones interfamiliares.
Os vamos a poner un extracto de wikipedia sobre el matrimonio en Roma:
“La celebración del noviazgo de los contrayentes se realizaba en una ceremonia o sponsalia, en la que se reunían ambas las familias. El novio ofrecía regalos a la novia, entre ellos un anillo de hierro, que luego fue de oro, el cual era colocado en el dedo anular de la mano izquierda debido a que en la antigüedad se creía que este dedo se comunicaba con el corazón a través de un nervio. También se firmaba el contrato nupcial en el que se establecía la dote. Realizados estos trámites, se celebraba un banquete. El matrimonio se celebraba en un período comprendido entre algunos meses y dos años después del noviazgo.”
¿Lo veis?, nos estamos remontando a una tradición muy muy antigua, pero tan antigua como el intercambio de anillos.. y sin embargo nadie duda de ese gesto, ¿ por qué entonces se ha perdido la tradición de la fiesta de la pedida?
No importa el nombre que les queramos poner: Pedida de mano, reunión familiar, comida en el campo, tomar el té en casa de los novios….
No importa si los novios dan o no dan un discurso o se intercambian regalos, no importa si el novio pide la mano de su hija a su padre…cada pareja es un mundo.
Pero lo que sí es cien por cien recomendable es evitar que el mismo día de la boda dos familias que se unen se conozcan en ese mismo momento.
Recuperemos esta tradición, hagamos de ella una fiesta a nuestro gusto, utilícemosla como una herramienta más ( esperemos que nunca pase, pero mejor que dos personas que chocan en sus personalidades se den cuenta en la pedida que en la boda).
Y ahora sí que sí vamos a contaros con un ejemplo cómo es una fiesta de pedida clásica con el ejemplo de Fran y Teresa, que además ya les queda muy pero que muy poquito para su gran día.
Hemos tenido el lujo de asesorarles con algunos detalles finales de su decoración y gracias a ello somos fieles portadoras de los secretos de su boda. En cuanto podamos os mostraremos la crónica de su enlace (que nerviossss) :)
Muchas gracias por compartir con nosotras los detalles de vuestra pedida y dejarnos contarlo en nuestro blog.
LA PEDIDA DE FRAN Y TERESA
Fecha: sábado 28 Marzo 2015.
Hora: 19.30 h
Lugar: Casa de la novia, Madrid.
Teresa ,aunque ya está independizada, la noche previa la pasó en casa de su madre, donde ya desde por la mañana del sábado comenzó a recibir ramos y ramos de flores de parte de sus familiares y amigos. Todos los ramos son especiales y van acompañados de tarjetas de felicitaciones deseando lo mejor a la pareja, pero sin dudarlo el ramo más esperado por todos llega en forma de venticuatro rosas rojas, el ramo de Fran.
Ya por la tarde y con la comida preparada acudieron las dos familias para compartir entre todos una charla y una cena. En este caso como son una familia muy numerosa se repartieron en varias mesas , por supuesto tenían ya los centros de mesa preparados.
Y ahora sí , el momento más esperado. Los asistentes reclaman unas palabras al novio y éste haciéndose de rogar saca un papel donde lleva escrito su discurso.
Y por su puesto el tan esperado intercambio de regalos, en este caso gemelos para él y pulsera para ella.
Por la noche llegaron los amigos y siguieron con la diversión entre copichuelas y recenas.
Una fiesta fantástica que recordarán por siempre, rodeados de los suyos y contagiando el ambiente con toda la ilusión que llevan dentro.
Muchas felicidades y ¡que vivan los novios!