Katie y Stephen querían precisamente eso para su boda, dañar lo mas mínimo el medio ambiente, aprovechando sus recursos y también aprovechando los negocios locales de los que disponían para celebrar su unión.
Para ello escogieron el bosque de Big Sur (California), un bosque precioso lleno de secuoyas
milenarias, un ambiente mágico para celebrar su boda.
No hicieron grandes decoraciones, pero la verdad que con ese entorno no era necesario.
Unos pétalos en el suelo se convirtieron en el altar perfecto, y unas sillas antiguas cubiertas con unas mantas a su alrededor, completaban totalmente el estilo bohemio de la celebración.
Las alianzas estaban forjadas en un antiguo volcán e inscritas con runas mágicas.
Los regalos para los invitados hechos por ellos mismos, eran aceites orgánicos con aceites esenciales de lavanda y vainilla para las mujeres y abeto y baya de enebro para los hombres.
El día anterior a la boda, las chicas disfrutaron de un rato de relax en el spa, mientras los hombres realizaron una caminata por los magníficos bosques, de donde trajeron diferentes plantas y ramas que colgaron de uno de los arboles durante la ceremonia.
A la hora del banquete en lugar del típico libro de firmas, uno de los amigos de la pareja se encargo de hacer fotos con una polaroid, que iban colgando en un marco, colocado encima de un banco que encargaron hacer artesanalmente, donde los invitados dejaban su firma.
Como era una celebración tan intima, aprovecharon uno de los negocios locales para realizar la comida, adornando las mesas con botellas recicladas y algunas flores y ramas.
Como veis, para hacer una boda preciosa, hay veces que no es necesario gastarse un dineral, si no saber aprovechar los elementos que el entorno nos da.
Fuente: Ruffled Blog
Por eso me encantan las bodas Bohemias, por que de lo sencillo hacen algo mágico.