Si de algo estamos seguras en BodasCucas es de que la crisis sanitaria provocada por el Coronavirus deja tras de si historias únicas, inolvidables e impensables. Al menos, así lo siente nuestra paisana, la enfermera Andrea Alegre, que pasó de querer borrar una fecha del calendario a no poder olvidarla nunca.
Natural de Andorra, Teruel, esta enfermera de 31 años trabaja en el servicio de Urgencias del Hospital Clínic Barcelona, ciudad donde conoció a Pablo, su actual pareja y con quien tenía previsto casarse el pasado 9 de mayo de 2020 en el Palacio de los Duques de Villahermosa de Pedrola, en la provincia de Zaragoza.
Sin embargo, se convirtieron en una de las miles de parejas que se vieron obligadas a cancelar su enlace debido a la pandemia... pero hoy, Andrea es capaz de ver el lado positivo de esta historia. “No habría imaginado celebrar uno de los días más importantes de mi vida sin los besos y abrazos de mi gente”, reconoce.
No obstante, y aunque ella solo deseaba que ese día pasase pronto, sus compañeros de trabajo decidieron organizarse para ayudarle a convertir esta fatídica fecha en algo inolvidable. “Aquel 9 de mayo tenía turno de noche y recuerdo que llovía, en el fondo me alegraba pensar que eso podría haber estropeado la boda”, bromea. Sin embargo, esa noche todos actuaban como si nada. “Estaban como un día normal aun sabiendo qué día era. Reconozco que a medida que avanzaba la noche estaba un poco más triste”, admite.
Aquella noche era la primera en mucho tiempo en la que la sala de espera de urgencias estaba vacía así que tampoco le extrañó que le llamaran para una reunión de última hora para hablar de las vacaciones. “De repente, me hicieron un pasillo sensacional y me llevaron hasta un box donde me esperaba un precioso vestido de novia hecho con bolsas de basura, una mascarilla con lentejuelas y un velo”, rememora Alegre. También contó con un liguero, pétalos de flores, un precioso ramo y hasta un improvisado banquete con tarta nupcial incluida. No faltó ningún detalle, bueno, casi. Tan solo faltaba el novio.
Fueron muchos los culpables, entre ellos su inseparable compañera de turno Meritxell Cascán, o Vicente, quien se encargó de vestir a la novia en esta velada tan especial con lo que tenían a mano. La turolense explica con todo lujo de detalles el momento que quedó grabado en su retina, aquel en el que, tras vestirse con la ayuda de algunas compañeras que lloraban de la emoción –todas, asegura, sabían lo que suponía ese día para ella- corrieron las cortinas y pudo ver al personal de su turno aplaudiendo y lanzándole mensajes de ánimo.
“Es lo mejor que me voy a llevar de este 9 de mayo. Me sentí como si estuviera en familia, me decían que estaba muy guapa y que iba a brillar. A pesar de que quise olvidar esta fecha han conseguido que me vuelva a ilusionar”, recuerda, notablemente emocionada.
La turolense recuerda cómo, al llegar a casa, su prometido le preguntó por lo que había pasado. “Le dije: me he casado, me faltabas tú pero me he casado”, relata. Fue un momento muy emocionante que sirvió como broche de oro de dos meses tremendamente complicados debido, sobre todo, a su trabajo en primera línea durante los momentos más duros de esta pandemia. “Ninguno estábamos preparados para lo que nos venía encima. A lo que nos dimos cuenta teníamos la tragedia en nuestros pasillos y aunque de normal intentas dejar los problemas en el hospital esta situación nos desbordaba”, reconoce.
Sin embargo, todavía le quedaba la peor parte. “En marzo me contagié como otros muchos compañeros y pasé aislada 20 días en una habitación de mi casa”, relata. La enfermera lo recuerda con una extraña mezcla de dolor y alegría, sobre todo debido a la distancia de sus seres queridos que, desde Aragón, parecían estar más lejos que nunca. Tampoco podía ver a Pablo, su prometido, quien desde el otro lado de la puerta le repetía una y otra vez que todo iba a salir bien. “Desde entonces es mi héroe. No solo me cuidaba sino que me levantaba el ánimo en la distancia”, explica.
Finalmente, tras recuperarse se reincorporó con el resto de su equipo, sin embargo reconoce que la lección ha sido lo más importante de esta experiencia. “Tenemos que vivir el día a día porque la vida es esto. Espero que todo esto nos sirva de lección para valorar lo que verdaderamente importa”, explica. Alegre suena esperanzada y hoy, lo que comenzó siendo una auténtica tragedia vuelve a recuperar color. Incluso cuentan con nueva fecha para su enlace que será el 14 de mayo de 2021, “si todo va bien”, añade, precavida.
A pesar de que para la primera fecha lo prepararon todo ellos mismos, en esta ocasión han decidido contar con el apoyo de una wedding planner, y es que son muchas las parejas que deciden contar con los servicios de estos profesionales tras haberse visto obligados a posponer la cita, sobre todo para evitar el estrés que esta situación esta ocasionando. ¡No son tiempos fáciles para el mundo bodil!
Desde BodasCucas deseamos toda la felicidad del mundo para esta pareja y esperamos que en 2021 puedan celebrarlo como una ocasión así lo merece :)
¡Feliz semana!
xxx :p
Fuente original: Heraldo de Aragón
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