Ya llevo varias entradas diciendo que había ciertas cositas que estaba haciendo y que os iría enseñando cuando llegase el momento. Pues bien, ese momento ha llegado. Desde hace unos meses, casi todo mi tiempo libre lo he ido dedicando a preparar uno de los acontecimientos más importantes (si no el más importante) de mi vida: ¡¡MI BODA!!
El pasado 8 de agosto le di el "SÍ, QUIERO" a la persona que ha conseguido cambiar mis esquemas hasta el punto de llevarme a dar un paso que siempre, siempre, me dije a mí misma que no daría. Y es que, la idea de casarme, no entraba en mis planes para nada, y mucho menos en plan "bodorrio". Pues como diría Peter Griffin: ¡¡ZAS, EN TODA LA BOCA!!
Pero, ya que me tiraba a la piscina, tenía que hacerlo con todos los elementos necesarios para salir a flote sin problemas. Tenía que conseguir que MI BODA fuera lo más mía posible (mía y de mi chico, claro) y decidí personalizarla al máximo dándole mi toque de creatividad a todo cuanto fuera posible.
Creo que a estas alturas del post ya os podréis imaginar que hoy va a ser largo, aunque espero que no muy tedioso, lo que os voy a contar, entre otras cosas porque os quiero enseñar tooooooodo lo que mis manos, y las de mi ya marido (OMG!!! Qué raro se me hace llamarlo así!!!) han ido elaborando en los cuatro mesecillos que hemos tenido desde que hiciéramos oficial nuestra decisión.
Lo primero que hice, por raro que parezca fue mi libro de firmas. Allá por el mes de abril me apunté a un monográfico que mi querida Sandra (no sé qué haría yo sin ti), a la que much@s conoceréis más como Los Mundos de Sand, impartía en la tienda Standarte, en Cádiz. Aunque en principio se trataba de conocer un nuevo tipo de encuadernación (de anillas escondidas, que, dicho sea de paso, estaba deseando aprender), me gustó tanto cómo quedó mi libreta que decidí que haría las veces de libro de firmas para mi gran acontecimiento. Y como me parecía algo soso ponerlo allí, sin más, decidí que la primera página la escribiríamos nosotros.
Y fue a raíz de hacer el libro de firmas, cuando decidí cuáles serían los colores de mi boda: BLANCO, AMARILLO Y LILA. Quien bien me conoce, sabe que mi color favorito es el lila, en todas sus tonalidades, así que este color estaba claro. Pero, al ver cómo quedaba la combinación del mismo con los otros dos colores, lo tuve clarísimo. Así que, una vez decididos los colores, me tenía que poner manos a la obra con las invitaciones.
Otra de las cosas que tenía clarísimas era que quería algo sencillo, no muy ostentoso, acorde con mi forma de entender una boda. Está claro que, para gustos, colores, pero yo acabé muy satisfecha con cómo quedó nuestra invitación. Soy de las que piensan que menos es más, y eso se tenía que ver de alguna manera. Mi chico, por supuesto, también quería aportar su granito de arena, y, además de ayudar en el montaje de las invitaciones, decidió encargarse de la elaboración de un tríptico con algunas recomendaciones para nuestros invitados, en el que se incluía un código BIDI que, al escanearlo, te mostraba un mapa para llegar al lugar del evento sin perderte.
Hasta aquí, todo fue pan comido. Ahora venía lo verdaderamente farragoso, a la vez que divertido, de nuestro gran día: LA DECORACIÓN del sitio elegido para nuestro enlace. Después de idas y venidas al lugar (para hacer fotos, visualizar bien los espacios...) y de zambullirme una y otra vez por tableros de Pinterest (qué gran invento esto del Pinterest) mi idea empezaba a coger forma. Lo único que no jugaba a mi favor era el tiempo: ¡¡tenía apenas un mes para prepararlo todo!! Así que, recién estrenadas mis queridas vacaciones de verano, me puse manos a la obra para tenerlo todo a punto para el 8 de agosto (¡¡adiós mes de julio de descanso!!).
Como una amiga se iba a encargar de hacerme la mesa dulce, se me ocurrió hacer unas letras decoradas para darle mi pequeño toque personal. Me hice con varios botes de Americana Chalk Paint y, con un par de toquecitos más, las letras quedaron listas para ocupar su espacio entre los deliciosos pastelitos de la mesa.
Y como eso de los típicos muñecos de tarta no fue inventado para mí, me hice mi propio topper de tarta: un banderín con las palabras JUST MARRIED que, por mala suerte, no conservo. No sé si acabó en la basura o en las manos de alguien que se lo quisiera llevar de recuerdo, el caso es que estas fotos son lo único que conservo de él. :(
Uno de los riesgos que tiene casarse en agosto, es la
También podéis ver en las fotos que la cartulina donde iban enganchadas las
Entre el resto de detallitos que preparé, están algunas cajas de madera que pinté y decoré para colocar algunos objetos, portavelas hechos con tarritos de cristal para colocarlos en las mesas de l@s invitad@s, cartelitos y hasta un soporte para colocar el regalo que les hicimos a cada pareja: UNA POLAROID GIGANTE donde los fotógrafos colocaron las fotos que entregamos como recuerdo de la boda. Os dejo algunas fotos de estas cosas.
Y, por último, como soy tan maniática del orden y de que todo esté organizado, monté "rincones" donde iría todo bien colocadito, ocupando su propio espacio dentro de la celebración.
Mesa de bienvenida en la entrada de la ceremonia, con el arroz y los paipais, todo self-service.
Rincón de los recuerdos con el libro de firmas, donde se colocarían las fotos que regalamos a l@s invitad@s.
Photocall, nuestro rincón favorito...
Mesa dulce: yo diría que el segundo rincón favorito de nuestr@s invitad@s (se lo comieron todo!!)
Sin duda alguna, el rincón que más éxito tuvo entre l@s invitad@s fue el photocall, para el cual hicimos las otras dos polaroids gigantes que veis en las fotos. Dio muchísimo juego y fue divertidísimo ver cómo todo el mundo iba disfrazándose para hacerse fotos como esta que os enseño.
Los novios, o sea, nosotros.
No puedo despedirme sin antes confesaros que me lo pasé genial. Menos mal que no quería casarme, porque si llego a querer, no sé lo que habría llegado a idear. Creo que ha sido una de las experiencias más bonitas, motivadoras y, a la vez agotadoras, que he vivido en mi vida. Sin duda, repetiría, aunque dentro de muuuuucho tiempo (¿tal vez en mis bodas de plata? Jijiji).
Y, ahora sí, esto es todo. Espero que, aunque un poco larga, esta entrada haya sido de vuestro agrado. Y si, además, a alguna de vosotras os puede servir de inspiración, pues mucho mejor. Cualquier cosita que queráis saber no tenéis más que preguntármela.
¡¡GRACIAS POR LA VISITA Y POR VUESTROS COMENTARIOS!!