María quería un vestido sencillo con toques vintage. Su cuñada, Maia Moraga, se encargó de hacerlo realidad diseñando y confeccionando de forma minuciosa un vestido blanco de escote pronunciado en la espalda. “Tiene inspiraciones románticas, como podría ser el encaje vintage en color crudo con dibujos florales bordados en hilos de seda. También tiene parte de inspiración del arte minimalista, patronajes limpios, sin apenas cortes (cortes esenciales) que aportan frescura y ligereza al diseño”, nos comenta Maia, una joven diseñadora que nos dejó a todos impresionados con su trabajo. El vestido era increíblemente bonito e impecable.
Como complementos, María eligió una corona de lágrimas de cera antigua de “El Baúl de Mariquilla” (Sevilla) y unos zapatos customizados por ella misma (unos peep toe rosa palo con ribetes en oro viejo) de Custom and chic. En cuanto a las joyas llevaba unos pendientes vintage del anticuario López Linares de Madrid, el anillo de compromiso de Suárez y tras el Sí Quiero la alianza de media caña de Argyor. Para el peinado confió en su amigo y estilista José Angel García Bernad, ambos coincidían en que lo que mejor le iba al escote en la espalda era una trenza deshecha, y con toda razón porque María estaba espectacular (aunque es cierto que también está guapísima recién levantada de la cama).
En cuanto al novio, Sergio quería salir de lo convencional y se hizo un chaqué azul tinta a medida en una sastrería de Goya, en Madrid. Lo llevó con una camisa azul claro con cuellos y puños blancos y una corbata azul marino con topos blancos. En la boda llevó el reloj de compromiso, un clásico de Louis Erard.
Cabe destacar el estilismo de Mamen, la madre de la novia, que combinó sencillez y elegancia con un vestido rosa palo con encaje en la parte superior ideado por ella misma y diseñado a medida que combinó con un tocado de Mimoki en los mismos tonos. ¡Radiante!
María hizo su aparición en un Bentley antiguo en el jardín de la Torre Satrústegui, un castillo situado en el Monte Igueldo de San Sebastián donde se celebró una emotiva y divertida ceremonia con la bahía de La Concha a nuestros pies. El sitio no podía ser más impresionante.
Tras la celebración, Guria, la prima de María, les sorprendió con un Aurresku y en la zona del jardín pudimos tomar el cóctel que estuvo amenizado por Moonshine Wagon, un grupo de música country amigos de Julen, el hermano de la novia.
La decoración estuvo muy cuidada (había limonada, paipais de rafia, sombreros, cigar corner con cigarros de sabores, candy bar, etc.) y María quiere resaltar la ayuda de Marimar, dueña de la casa donde se alojaban las dos familias. “Ella hizo que todo fuera más mágico”, nos cuenta la novia.
El catering y la organización del evento se lo encargaron a Bokado by Arzak. Hubo cortador de jamón y otro de salmón (mmmmmm…) y sorprendieron a todos los invitados con un cóctel de cocina vasca de vanguardia. El plato fuerte fueron uns chuletones dignos de foto que hicieron allí mismo a la brasa. Sin duda, ¡un 10! Y lo digo con conocimiento de causa porque esta allí
Sergio y María entraron en la carpa donde les esperaban los invitados bailando su canción Stuck in the Middle with you y para la fiesta se llevaron a DJ ICO desde Valencia y a un violinista eléctrico que fue la bomba y que consiguió que no parásemos de saltar y bailar. Lo dimos absolutamente todo.
Para las fotos confiaron en El Marco Rojo y están encantados con el resultado. Aquí podéis ver un poco de ese día tan especial.
La verdad es que escribiendo este post y viendo las fotos estoy con una sonrisa de oreja a oreja. Fue una boda bonita, divertida y emotiva. Sin duda yo repetiría ese día y doy fe de que sus protagonistas también.
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