Por eso, os propongo la idea de crear una boda totalmente informal en la cual los invitados deban (sí, del verbo deber) ir vestidos con un determinado color. Los más típicos y fáciles de encontrar serían el blanco o negro, aunque no me imagino una celebración muy alegre con invitados disfrazados a modo de cucaracha… Así que todos al más puro estilo ibicenco no estaría mal.
Aquí os dejo el ejemplo de como quedaría la copito de nieve’s family :)
Además de ser un color muy veraniego y alegre, existe la opción de adornar el atuendo con diferentes complementos como collares, coronitas de flores o diademas para la cabeza.
En el caso de que se escogiera esta opción, sería interesante que los novios vistieran de un color diferente al de los invitados, para destacar y mostrar originalidad en cambiar los papeles. Eso sí, sin salirse demasiado de la gama de colores. En este caso, los novios siguen colores pastel, como son el rosa palo y el peach (color de las bodas veraniegas por excelencia) que encajan perfectamente.
Fotos: Anna Company
Antes de elegir una idea tan “arriesgada” hay que tener en cuenta si es compatible con el tipo de familia que tenemos, no es algo que pueda encajar con todo el mundo.
Y si finalmente se decide esta opción, no hay que olvidar de avisar a los invitados con antelación. Poner en la invitación el dress code (etiqueta) sería una buena opción como es este caso, donde después de informar del día, hora y lugar se puede leer la frase “¡Venid de blanco!”
David y Laura, de bodas bohemias también escogieron una opción parecida, donde la formalidad y protocolo se quedaban de la mano en casita y reinaba la naturalidad y frescura. Y así de guapos quedaron :)
Foto: Roger Bessó
Y como estas dos parejas, cada vez son más los que escogen disfrutar y sentirse cómodos en el que “solo” es el día más importantes de sus vidas.
Y vosotros… ¿Os animáis? Yo puedo ayudaros ;)
Alba, vuestra organizadora de eventos y wedding planner