Diana y Peter tienen una historia de esas que cuando te la cuentan parece el argumento de una comedia romántica (y de las buenas). Ella colombiana, él belga, ambos en Barcelona por esas cosas de la vida. Y por esas cosa de la vida, Peter necesitaba una bicicleta… ¿y adivináis quién vendía una? Y de esa bonita casualidad a esta mañana de verano en la que se dieron el ¡sí quiero! acompañados de sus familia y sus amigos más íntimos, que habían venido de todo el mundo para estar con ellos. Como veréis, las bicis fueron el leitmotiv de esta boda.
No se conformaron con “lo de siempre”, sino que querían una boda diferente, que fuera una fiesta en la que todos sus invitados participaran, disfrutaran y se sintieran como en casa. Y sobre todo, una boda que hablara de cómo son ellos, hecha a su medida, respetuosa con el medio ambiente y bien alejada de las bodas “en serie”. Así que nos pusimos a trabajar con muchísima ilusión y muchísimas ganas, porque ya sabéis que me pierden las bodas diferentes y los novios que se salen de la norma. Y con unas pocas prisas también, porque quedaban apenas 4 meses para la boda!! (Spoiler alert: no es la boda que más nos ha hecho correr esta temporada). 4 meses de locura, de skypes Barcelona-Bruselas, con una visita-ninja a Barcelona de por medio para escoger el vestido, visitar espacios… ¡Y este es el resultado!
Una de las primeras cosas que Diana me dijo es que no se veía vestida de novia, y que comprar un vestido que luego se moriría en el fondo de un armario es algo que no encajaba con su filosofía de vida. Confesadlo, ¿cuántas de vosotras querríais poneros vuestro vestido de novia para salir a cenar, o simplemente para salir? Yo levanto las dos manos. Y el vestido perfecto nos estaba esperando en Otaduy. Lo tenía todo: corto, versátil, elegante y con un punto sexy. El toque final lo daban unos espectaculares stilettos rojos y una preciosa corona de flores que complementaba a la perfección sus rizos negros. Y en vez de ramo, un clutch rojo, ¿por qué no? ¡¡Viva las novias diferentes y con estilo!!
El espacio escogido fue la Torre Bellesguard, una finca privada diseñada por Gaudí con la que Peter tenía “cuentas pendientes”: cuando vivía en Barcelona había tratado de visitarla varias veces pero sin éxito, ya que no estaba abierta al público. Y la espera mereció la pena!! Un espacio verdaderamente único, con todo el sabor de Barcelona y que pudimos disfrutar tanto del interior como de sus jardines.
Diana y Peter son vegetarianos y comparten una filosofía de vida muy respetuosa con el medio ambiente, y querían que esta forma de ser quedara reflejada en su boda. Por eso, todos los elementos de la decoración eran reciclables. Como centros de mesa, propusimos utilizar plantas crasas en vez de la clásica flor cortada. De esta forma, los invitados podían llevarse consigo una pequeña parte de la boda y verla crecer cada día Hicimos unos terrarios en peceras de cristal que tuvieron muchísimo éxito: al acabar la boda todos tenían un nuevo hogar.
Un día espléndido (a pesar de la lluvia que nos hizo sufrir casi hasta última hora) en el que los invitados pudieron disfrutar de un espacio único y de un menú que recogía lo mejor de las tres culturas: refrescante agua de panela colombiana, cucuruchos de patatas belgas, una buena paella al aire libre (que no podía faltar) y un postre que fusionaba el café de Colombia, la crema catalana y deliciosos bombones traídos expresamente de Bélgica. ¡Todo un espectáculo de showcooking! Sin faltar el pastel, una red velvet decorada con el skyline de tres ciudades que marcaron un momento para Diana y Peter.
Y como fin de fiesta, ¡todo el mundo a bailar salsa!
Os dejo con las imágenes de Joanna Noguera, que supo captar como nadie todos los sentimientos y las emociones de este día tan maravilloso. Saboreadlas
¿Qué mejor forma de llegar a la ceremonia para unos fans de las bicis? ¡Tándem!
Diana estaba espectacular vestida de Otaduy y subida a sus stilettos rojos. Pocas novias con tanto estilo y tan rompedoras!!
Estos sombreros son típicos Colombianos, traídos expresamente por la hermana de Diana para proteger a sus invitados de los rigores del sol de julio. Y creedme, fue una gran idea
Además de disfrutar del jardín, los invitados pudieron visitar el interior de la Torre, diseñada por Gaudí, y conocer sus secretos. ¡Quedaron enamorados! Y es que es imposible no dejarse llevar por la estética de este arquitecto, tan llena de detalles y de simbolismo.
Los invitados se llevaron a casa un paquetito de auténtico café de Colombia para alegrarles las mañanas. Diseñamos las etiquetas utilizando unas bicis que la madre de Peter había dibujado, y que utilizamos en toda la papelería de la boda. Fue un detalle muy tierno y personal.
Un photocall con una instax para que todos se llevaran una foto de recuerdo, y alpargatas para pies cansados. Cómo no, en una bici
Los terrarios de plantas crasas que los invitados pudieron llevarse al acabar la boda fueron un gran éxito!! No tengáis miedo en apostar por lo diferente Los invitados disfrutaron con el showcooking de paellas que les ofreció el chef, una alternativa al menú clásico.
¿Una boda diferente? ¡Sí quiero! Si no quieres que tu boda sea como todas las demás… ¿por qué no nos llamas? ¡¡Estaremos encantados de hacer tu idea realidad!!
Decoración, diseño y organización: Bodas Entre Tules
Imágenes: Joanna Noguera
Espacio: Torre Bellesguard
Vestido: Otaduy
Corona y prendido: Lito y Lola
Maquillaje: All Beauty
Zapatos: Uterqüe
Bolso: Menbur
Cátering: Movie Blues
Tarta: Petite Cerise Bakery