Los mensajes se convirtieron en indispensables. Nos acercaban aún más a las personas que teníamos lejos, podíamos enviarlos en cualquier momento aunque no fueran respondidos hasta mucho tiempo después y podíamos llegar a pasar horas y horas teléfono en mano enviando y recibiendo mensajes. Ahora nos quejamos del límite de carácteres en Twitter pero los SMS fueron los primeros limitadores, en ellos nacieron esas abreviaturas locas, esos rompederos de cabeza para que todo nos entrara en un mensaje, llegando a veces a escribir sin espacios…
Con los años llegó el Wasap y similares y los SMS cayeron al olvido. ¿Quién va a pagar por mandar un mensaje de texto pudiendo hacerlo gratis con alguna aplicación? De los MMS ni nos acordamos…. La carpeta de los SMS quedó vacía, ya no contenía esas palabras que nos sacaban sonrisas y sino fuera por algún otro mensaje de publicidad que llega no entraríamos en esa carpeta desde hace años. O entraríais. Porque yo soy una nostálgica de un montón de cosas y entre ellos los SMS.
Quizás por nostalgia, por mantener costumbres o por saber y hacer saber que a pesar de la distancia y de no vernos en un puñado grande de años estamos ahí, todos los 31 de Marzo a mi móvil llega un SMS. No hay cumpleaños sin SMS de Antonio. ¿Por qué os mandáis un SMS si hay wasap? Pues porque las costumbres pasaron a ser tradiciones y las tradiciones hay que cumplirlas, sobre todo si esas tradiciones nos sacan sonrisas enormes. No hay 31 de marzo sin una sonrisa al ver iluminarse la pantalla y ver la notificación. No hay cumpleaños sin mensaje. No hay 31 de Marzo sin recibir un mensaje. Y no hay 26 de Agosto sin enviar un mensaje.
La vida es mucho mejor y más bonita con detalles así. Quizás, sólo tenemos que pararnos a sonreír más. Y a hacer sonreír.